Las enseñanzas de la Reina Kunti
<< 18 Liberándonos de la ignorancia y el sufrimiento >>
(Śrīmad-Bhāgavatam 1.8.35)
भवेऽस्मिन्क्लिश्यमानानामविद्याकामकर्मभिः
श्रवणस्मरणार्हाणि करिष्यन्निति केचन

bhave ’smin kliśyamānānām
avidyā-kāma-karmabhiḥ
śravaṇa-smaraṇārhāṇi
kariṣyann iti kecana

Y aún otros dicen que Tú apareciste para rejuvenecer el servicio devocional de oír, recordar, adorar, etc., con el fin de que las almas condicionadas que están sufriendo los tormentos materiales, puedan beneficiarse y obtener la liberación.
En la Śrīmad-Bhagavad-gītā, el Señor asevera que Él aparece en cada milenio, sólo para restablecer la senda de la religión. La senda de la religión la hace el Señor Supremo. Nadie puede manufacturar un nuevo sendero religioso, tal como lo estilan ciertas personas ambiciosas. La verdadera senda de la religión consiste en aceptar al Señor como la autoridad suprema, y así prestarle servicio a Él con amor espontáneo. Un ser viviente no puede evitar el prestar servicio, porque, por constitución, está hecho con ese fin. La única función del ser viviente es la de prestarle servicio al Señor. El Señor es grande, y los seres vivientes están subordinados a Él. Por lo tanto, el ser viviente sólo tiene el deber de servirlo únicamente a Él. Desgraciadamente, los seres vivientes engañados, debido sólo a un mal entendimiento, se vuelven sirvientes de los sentidos, por el deseo material. Este deseo se denomina avidyā, o nesciencia, y a causa de ese deseo, el ser viviente hace diferentes planes para el disfrute material, centrados alrededor de una vida sexual pervertida. En consecuencia, él queda enredado en la cadena de nacimiento y muerte, al transmigrar hacia diferentes cuerpos en diferentes planetas, bajo la dirección del Señor Supremo. Por consiguiente, a menos que uno se encuentre más allá de los límites de esta nesciencia, no puede liberarse del sufrimiento triple de la vida material. Ésa es la ley de la naturaleza.
El Señor, sin embargo, por Su misericordia sin causa, ya que Él es muy misericordioso con los seres vivientes que sufren - más misericordioso que lo que ellos pueden esperar - , aparece ante ellos y renueva los principios del servicio devocional, que comprenden el oír, cantar, recordar, servir, adorar, orar, cooperar y entregarse a Él. La adopción de todas las actividades antedichas, o de cualquiera de ellas, puede ayudar al alma condicionada a salirse del enredo de la nesciencia, y quedar así liberada de todos los sufrimientos creados por el ser viviente engañado por la energía externa. Este tipo particular de misericordia se la otorga al ser viviente el Señor, en la forma del Señor Śrī Caitanya Mahāprabhu.
En este muy importante verso, las palabras bhave ‘smin significan «en este mundo material». La palabra bhava también significa «crecer», y se refiere a aquello que ha nacido. En el mundo material hay seis clases de cambios. Primero está el nacimiento, luego el crecimiento, y, a continuación, aquello que ha nacido y crecido permanece por algún tiempo, produce algunos subproductos, mengua, y finalmente se desvanece. Esos seis cambios se denominan ṣaḍ-vikāra. Por ejemplo, el cuerpo nace en una cierta fecha, y luego crece y permanece por algún tiempo. Del cuerpo provienen muchísimos subproductos, en la forma de hijos e hijas, y luego el cuerpo se vuelve viejo y débil, y finalmente, cuando está muy viejo, muere.
Pero cuando el cuerpo se termina, yo no me termino. Cuando el cuerpo físico llega a su fin, yo aún sigo presente dentro del cuerpo sutil constituido por la mente, la inteligencia y el ego falso, y ese cuerpo sutil me lleva a otro cuerpo físico. Aunque todo el mundo tiene que aceptar un cuerpo sutil, los científicos y médicos no pueden verlo. Yo tengo una mente y usted tiene una mente, pero ni yo puedo ver la suya, ni usted la mía. Yo tengo inteligencia y usted también, pero usted no puede ver la mía, ni yo la suya, porque la inteligencia es muy sutil. De igual modo, el alma espiritual es aún más sutil, y, en consecuencia, ¿qué pueden ver de ella los científicos materialistas? Ellos no pueden ver la mente, la inteligencia ni el ego falso, así que, ni hablar del alma. Por consiguiente, ellos dicen: «El cuerpo lo es todo y no hay nada más». Sin embargo, de hecho eso no es cierto.
Lo cierto es que el alma espiritual es muy, muy pequeña. Bālāgra-śatabhāgasya-śatadhā kalpitasya ca (Śvetāśvatara Upaniśad 5.9). El alma tiene el tamaño de la diezmilésima parte de la punta de un cabello. Supónganse que tomáramos un cabello y lo dividiéramos en cien partes. ¿Podríamos hacerlo? No. No es posible. Pero si lo pudiéramos hacer y luego lo dividiéramos de nuevo en otras cien partes, cada parte sería del tamaño del alma espiritual.
Por supuesto, eso no es posible entenderlo mediante conocimiento experimental, así que, ¿cómo puede aprenderse? Debemos aprenderlo con una autoridad. Nuestro conocimiento es tan imperfecto que no puede enfrentarse a esos asuntos sutiles, y como los sinvergüenzas no pueden enfrentarse a esas cosas, piensan que la materia es la causa de la vida. Sin embargo, no han podido demostrar que la vida provenga de la materia. Que tomen sustancias químicas en su laboratorio y produzcan siquiera un pequeño insecto con patas y ojos. Todas las noches vemos muchos de esos pequeños insectos, con patas y ojos con los que se acercan a la luz. Desde dichos pequeños insectos hasta Brahmā hay 8.400.000 formas diferentes de vida, entre las que nosotros estamos viajando de cuerpo en cuerpo, dejando un cuerpo y entrando en otro, tal como declara Kṛṣṇa en el Bhagavad-gītā (tathā dehāntara-prāptiḥ). Por consiguiente, o bien rechazamos la palabra de Kṛṣṇa, o rechazamos todas las supuestas teorías científicas que dicen que la vida proviene de la materia. Pero nosotros nos hemos entregado al proceso de conciencia de Kṛṣṇa, y, por lo tanto, no podemos rechazar la palabra de Kṛṣṇa. Aceptamos a Kṛṣṇa cuando dice que tenemos que viajar de un cuerpo a otro.
Todas las entidades vivientes del mundo material se hallan bajo la influencia de avidyā, la ignorancia. Avidyā-karma-saṁjñānyā tṛtīyā śaktir iṣyate. Dios, Kṛṣṇa, tiene muchos millones de potencias (parasya śaktir vividhaiva śrūyate), y éstas se han resumido en tres categorías: la potencia externa, la potencia interna y la potencia marginal. La potencia marginal y la potencia interna son de la misma calidad espiritual, pero la tercera potencia, la potencia externa, es inferior.
viṣṇu-śaktir parā proktā
kṣetrajñākhyā tathā parā
avidyā-karma-saṁjñānyā
tṛtīyā śaktir iṣyate
(Viṣṇu Purāṇa 6.7.61)
En el mundo material, todos están sumidos en la ignorancia (avidyā). Incluso Brahmā era un ignorante, hasta que Kṛṣṇa le dio conocimiento. Por lo tanto, nadie debe estar orgulloso de su conocimiento. En el mundo material todos son sinvergüenzas. Una entidad viviente en particular desea: «Si consiguiera la oportunidad de obtener el puesto de Brahmā, podría entonces crear un gran universo». Así pues, recibe el cuerpo de Brahmā. Y el pequeño insecto piensa: «Si pudiera crear un pequeño agujero dentro de este cuarto, podría comer y vivir muy apaciblemente». Así pues, Brahmā desea crear un universo, nosotros deseamos crear un rascacielos, y una hormiga desea crear un agujero en un cuarto, pero la calidad del trabajo es la misma. Sin embargo, todos nosotros somos unos necios, porque no nos damos cuenta de que, como esas cosas son materiales, no van a durar. Por ignorancia, pensamos: «Esto será muy bueno. Aquello será muy bueno». Kāma-karmabhiḥ. Creamos algún deseo (kāma), y luego trabajamos conforme a él. Eso trae como resultado muchísimas dificultades (kliśyanti). Volverse Brahmā no es una cosa muy fácil. Brahmā es un puesto tan alto que se le da a una entidad viviente muy capacitada, muy adelantada en cuanto a austeridades y penitencia. Pero Brahmā también es una entidad viviente como nosotros. En Norteamérica hay muchos ciudadanos, y el presidente Ford también es un ciudadano, pero a fuerza de su ardua labor y diplomacia conquistó el puesto. Aun así, él es un ciudadano común. El presidente Nixon, por ejemplo, fue bajado a rastras y ha dejado de ser presidente. Eso se debe a que era un ciudadano común. De la misma manera, si queremos, también podemos volvernos Brahmā. En consecuencia, Bhaktivinoda Ṭhākura dice:
kīṭa-janma hao yathā tuyā dāsa
bahirmukha brahma-janme nāhi āśā

«Déjame volverme un insecto en un lugar en el que esté Tu devoto, porque si caigo en el polvo de los pies de un devoto, mi vida será un éxito». Bhaktivinoda Ṭhākura dice: bahirmukha brahmā-janme nāhi āśā, «No quisiera ser un brahmā y no ser devoto de Kṛṣṇa».

Porque estamos sumidos en la ignorancia, māyā, en cualquier momento puede que olvidemos a Kṛṣṇa. Por consiguiente, debemos dedicarnos siempre al cultivo de conciencia de Kṛṣṇa, de modo que no nos olvidemos de Él. Kuntīdevī indica eso con las palabras śravaṇa-smaraṇārhāṇi. La palabra śravaṇa significa «oyendo», smaraṇa significa «recordando», y arha significa «adorando a la Deidad de Kṛṣṇa». Debemos dedicarnos siempre a oír hablar de Kṛṣṇa, y a recordar y adorar a Kṛṣṇa. Todos los centros del movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa están únicamente abiertos con ese propósito: facilitar el canto, el baile y la adoración, de modo que no olvidemos a Kṛṣṇa. Sadā tad-bhāva-bhāvitaḥ: si siempre pensamos en Kṛṣṇa, hay la posibilidad de que al final de la vida recordemos a Kṛṣṇa (ante nārāyaṇa-smṛtiḥ).
Todo requiere de práctica. Por ejemplo, si quiero bailar en el escenario, tengo que realizar muchos ensayos para practicar la manera de bailar. Luego, si me vuelvo un experto bailarín, cuando baile en el escenario seré aclamado: «¡Ah!, muy buen bailarín». Pero no puedo decir: «Voy a ir de inmediato al escenario y me volveré un buen bailarín». Eso no es posible. Puede que diga: «No, no, no. No voy a asistir al ensayo. Denme sólo el escenario, ejecutaré la función». Pero el director no permitirá eso, pues sin práctica no puedo volverme un buen bailarín. El verdadero propósito de la vida es recordar a Kṛṣṇa cuando la vida llegue a su fin (ante nārāyaṇa-smṛtiḥ). Si en el momento de la muerte podemos recordar a Kṛṣṇa, nuestra vida se vuelve un éxito.
En el mundo material, tenemos que padecer los sufrimientos materiales, pero los sinvergüenzas no se preocupan por entender esto, pues están absortos en la ignorancia. Un contrabandista puede que continúe con su actividad, aunque sepa que será arrestado y castigado. Un ladrón puede que sepa que será arrestado y castigado por actos criminales, incluso puede que haya sido castigado varias veces, pero aun así cometerá de nuevo el mismo crimen (punaḥ punaś carvita-carvaṇānām). ¿Por qué? Por ignorancia. Está tan absorto en la ignorancia, que no piensa: «Reiteradamente robo, y reiteradamente me arrestan y me envían a la cárcel a ser castigado. ¿Por qué hago eso? El resultado no es bueno». Una persona que está muy inclinada hacia la vida sexual puede que sufra muchas veces de enfermedades venéreas y que tenga que someterse a tratamiento, pero aun así acude de nuevo a la prostituta. Eso es avaidha strī-saṅga, vida sexual ilegítima. Pero incluso la vida sexual legítima entraña muchísimas dificultades. Después de la relación sexual la mujer queda en estado, y durante diez meses tiene que sufrir, y a veces, en el momento de dar a luz hay además peligros muy grandes. Y después de que el niño nace, el padre debe cuidar de él y trabajar duro para pagar su educación. Por consiguiente, las Escrituras védicas dicen: bahu-duḥkha-bhājaḥ: Después de la vida sexual, legítima o ilegítima, hay muchísimos problemas. Tṛpyanti neha kṛpaṇāḥ: Mas aquel que es un ignorante sinvergüenza no se satisface. Por el contrario, hace las mismas cosas una y otra vez (punaḥ punaś carvita-carvaṇānām). Eso se denomina bhava-roga la enfermedad de la existencia material.
yan maithunādi-gṛhamedhi-sukhaṁ hi tucchaṁ
kaṇḍūyanena karayor iva duḥkha-duḥkham
(Śrīmad-Bhāgavatam 7.9.45)
En la civilización védica, por lo tanto, a los niños pequeños se les enseña a permanecer brahmacārīs célibes, y a no involucrarse en los problemas de la vida sexual. Pero si alguien es incapaz de permanecer brahmacārī se le permite casarse. Después de que se le ha educado desde el comienzo como brahmacārī no permanecerá por muchos años en la vida familiar, sino que muy pronto se volverá vānaprastha (retirado), y luego aceptará sannyāsa, la orden de vida de renuncia.
En este mundo material, todos están sufriendo: los pájaros, las bestias, los árboles, los animales, las plantas, e incluso Brahmā e Indra. Indra tampoco está seguro; él siempre está angustiado por los competidores que puedan aparecer.
tat sādhu manye ’sura-varya dehināṁ
sadā samudvigna-dhiyām asad-grahāt
(Śrīmad-Bhāgavatam 7.5.5)
¿Por qué en este mundo material siempre todos están angustiados? Avidyā-kāma-karmabhiḥ: Porque son unos sinvergüenzas. En consecuencia, Kṛṣṇa hace énfasis en que: «Tú, sinvergüenza, abandona toda tu necedad y entrégate a Mí». Ésa es la muy buena misericordia de Kṛṣṇa. Él es el padre supremo. Por lo tanto, Él dice directamente: sarva-guhyatamam: «Éste es el conocimiento más confidencial de todos». Sarva-dharmān parityajya mām ekaṁ śaraṇaṁ vraja: «Tú, sinvergüenza, abandona todo y simplemente entrégate a Mí».
Por lo tanto, Kuntī dice: «Tú has venido a enseñarles a esa clase de sinvergüenzas, y a ocuparlos en oír, recordar y adorar». Eso es bhakti. Śravaṇaṁ kīrtanaṁ viṣṇoḥ: Debemos oír hablar de Viṣṇu, Kṛṣṇa, y cantar acerca de Él. Pero en cuanto los devotos comiencen a oír hablar de Viṣṇu y cantar acerca de Viṣṇu, algún svāmī sinver-güenza dirá: «No, oír o cantar cualquier nombre servirá. ¿Por qué Viṣṇu? ¿Por qué no Kālī?». En Bengala hay un grupo de personas que han inventado el «kālī-kīrtana», el canto del nombre de la semidiosa Kālī. ¿Qué disparate es ése? En las Escrituras védicas no hay tal cosa como «kālī-kīrtana». Kīrtana significa śravanaṁ kīrtanaṁ viṣṇoḥ: oír hablar de Viṣṇu, Kṛṣṇa, y cantar acerca de Él. Las Escrituras védicas recomiendan harer nāma, el canto del santo nombre de Hari, Kṛṣṇa, y de nadie más.
Este śravaṇaṁ kīrtanam, oír y cantar, lo describió muy bien Śukadeva Gosvāmī en el Segundo Canto del Śrīmad-Bhāgavatam (2.4.15). Él dijo:
yat-kīrtanaṁ yad-smaraṇaṁ yad-īkṣaṇaṁ
yad-vandanaṁ yat-śravaṇaṁ yad-arhaṇam
lokasya sadyo vidhunoti kalmaṣaṁ
tasmai subhadra-śravase namo namaḥ
Antes de hablar el Śrīmad-Bhāgavatam, Śukadeva Gosvāmī ofreció reverencias a Kṛṣṇa con ese verso. Él dijo: «Ofrezco a Él mis reverencias, pues simplemente oír hablar de Él es subhadra, auspicioso». Todo el Bhāgavatam es glorificación de Kṛṣṇa, y es la glorificación que realizaŚukadeva Gosvāmī. Él dice que es posible purificarse perfectamente, ya sea glorificando a Kṛṣṇa, meditando en Él, o simplemente sentándose ante la Deidad de Kṛṣṇa y viéndolo a Él, pensando: «¡Qué bien vestido está Kṛṣṇa! ¡Qué bien vestida está Rādhārāṇī!». Si alguien no tiene ninguna habilidad para cantar, o si su mente está tan perturbada que no puede fijarla en Kṛṣṇa, se le da esta oportunidad: «He aquí a la Deidad. Simplemente véala». Si estamos dedicados al servicio de la Deidad, tenemos una buena oportunidad de verlo siempre, las veinticuatro horas del día. Mientras limpiamos el suelo del templo, mientras vestimos a la Deidad, mientras bañamos a la Deidad, o mientras Le ofrecemos comida, siempre Lo veremos. Ése es el proceso del servicio devocional, pero la gente es tan sinvergüenza y caída que ni siquiera va a ver a la Deidad. «¡Oh! —piensan ellos—, ¿qué es esa adoración de la Deidad? Eso es idolatría». Puede que ellos adoren la estatua de Gandhi o de alguna otra persona, pero cuando se les pide que vengan a ver la adoración de la Deidad, dicen: «No, eso es idolatría».
Yo vi que en Calcutta, en la plaza Chaurangui, hay una estatua de Asutosa Mukherji. Durante todo el año los cuervos defecan en su cara, y el excremento se seca en ella. Y un día al año, por la mañana, los barrenderos ordinarios limpian la estatua con sus cepillos, y por la tarde unos hombres importantes van y le ponen collares de flores. Luego, esa misma tarde se van, y de nuevo la siguiente mañana los cuervos van y defecan en su cara. Así que esa clase de adoración se acepta —barrer la cara a Asutosa Mukherji con el cepillo municipal—, pero si nosotros instalamos la Deidad de Kṛṣṇa y la adoramos espléndidamente, la gente dirá que es idolatría.
De modo que la gente está molesta por estar enredada en avidyā, la ignorancia, y el método para educarlos y rescatarlos de las garras de esa ignorancia es el servicio devocional. Como explica Śukadeva Gosvāmī, podemos cantar el nombre de Kṛṣṇa o meditar en Kṛṣṇa, o si no podemos meditar, podemos simplemente sentarnos y ver a Kṛṣṇa. Hasta un niño puede verlo: «Aquí está Kṛṣṇa. Aquí está Rādhārāṇī». Hasta un bebé o incluso un animal puede hacer eso y beneficiarse, o si somos más inteligentes, podemos ofrecer oraciones, y si somos expertos y hemos sido adiestrados por un maestro espiritual, podemos realizar la debida adoración.
Los cristianos y los musulmanes también son vaiṣṇavas, devotos, porque ofrecen oraciones al Señor. «¡Oh, Dios! —dicen ellos—, danos el pan nuestro de cada día». Aquellos que ofrecen esta oración, quizás no sepan mucho y se encuentren en una etapa inferior, mas eso es un comienzo, porque han acudido a Dios. Ir a la iglesia o a la mezquita también es un acto piadoso (catur-vidhā bhajante māṁ janāḥ sukṛtino 'rjuna). Por consiguiente, aquellos que comienzan de esa manera, algún día se volverán vaiṣṇavas puros. Pero la propaganda atea de que no se debe ir a la iglesia, templo o mezquita, es muy peligrosa para la sociedad humana.
Puede que no se esté muy adelantado, pero al menos hay que tratar de hacer algo para entender a Dios. Al niño se le envía a la escuela, y aunque quizás sólo aprenda el abecé, si está interesado puede que algún día se convierta en un muy buen erudito. Del mismo modo, puede que un día un hombre piadoso se convierta en un devoto puro. ¿Por qué habría la gente de abandonar la religión por completo, volverse totalmente seglares y simplemente abrir una fábrica en la cual producir tornillos y tuercas, y trabajar muy duro y beber y comer carne? ¿Qué clase de civilización es ésa? Que la gente esté sufriendo se debe a esta mal llamada civilización.
Es por ignorancia que la gente piensa que con abrir fábricas va a ser feliz. ¿Por qué habrían de abrir fábricas? No hay necesidad de ello. Hay muchísima tierra, y la gente puede producir sus propios granos alimenticios y comer suntuosamente, sin ninguna fábrica. La leche también está disponible sin ninguna fábrica. La fábrica no puede producir leche ni granos. La escasez de comida que actualmente hay en el mundo se debe en gran parte a esas fábricas. Cuando todo el mundo está trabajando en la ciudad para producir tornillos y tuercas, ¿quién produce los granos alimenticios? Vida sencilla y pensamiento elevado es la solución a los problemas económicos. Por lo tanto, el movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa está ocupando a los devotos en producir su propia comida y vivir de un modo autosuficiente, de manera que los sinvergüenzas puedan ver cómo pueden vivir muy apaciblemente, comer los granos alimenticios que ellos mismos han cultivado, beber leche y cantar Hare Kṛṣṇa.
El proceso de conciencia de Kṛṣṇa debe ser propagado muy vigorosamente por todas partes del mundo. Simplemente por ver a la Deidad o simplemente por unirse en el canto del mantra Hare Kṛṣṇa, la gente obtendrá un beneficio tremendo. Si ejecutan kīrtana, el canto, serán capaces de pensar en Kṛṣṇa. Puede que alguien piense: «Bailé durante dos horas y canté Hare Kṛṣṇa. ¿Cuál es el significado de eso?». Eso es smaraṇam, pensar en Kṛṣṇa. Puede que otro incluso piense: «Estuve tontamente cantando “Kṛṣṇa, Kṛṣṇa” durante dos horas». Pero eso también es smaraṇam. Debido a que el movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa se está difundiendo, la gente está comprando nuestros libros acerca de Kṛṣṇa. Como sienten curiosidad, dicen: «¿Qué es eso de Kṛṣṇa? Veamos el libro». Entonces ven de inmediato una ilustración de Rādhā y Kṛṣṇa, y si abren el libro, verán más. En el libro hay muchas oraciones que glorifican a Kṛṣṇa. Así que algunos oirán hablar de Kṛṣṇa y otros leerán, y si son lo suficientemente afortunados, se volverán conscientes de Kṛṣṇa y se ocuparán en la adoración de la Deidad. Esos métodos de servicio devocional —oír hablar de Kṛṣṇa, cantar acerca de Kṛṣṇa, recordar a Kṛṣṇa, etc.— son tan perfectos, que la persona se purifica en cuanto los emprende (ya sea todos ellos, algunos de ellos, o siquiera uno de ellos). Por lo tanto, Śukadeva Gosvāmī ora lo siguiente: «Ofrezco mi adoración a la Suprema Personalidad de Dios, pues simplemente con recordarlo, simplemente con glorificarlo o simplemente con verlo, aparecen muchísimos beneficios».
Śukadeva Gosvāmī es una de las doce autoridades espirituales importantes, y ésas son las autoridades que debemos seguir (mahājano yena gataḥ sa panthāḥ). Él afirma que mediante la ejecución de esos métodos de servicio devocional, nos limpiaremos de la contaminación material. ¿Cuándo? Sadyaḥ: inmediatamente, sin tener que esperar. Ése es el gran beneficio del movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa.
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