Las enseñanzas de la Reina Kunti
<< 14 Las maravillosas actividades del Señor Kṛṣṇa >>
(Śrīmad-Bhāgavatam 1.8.31)
गोप्याददे त्वयि कृतागसि दाम तावद्या ते दशाश्रुकलिलाञ्जनसम्भ्रमाक्षम्
वक्त्रं निनीय भयभावनया स्थितस्य सा मां विमोहयति भीरपि यद्बिभेति

gopy ādade tvayi kṛtāgasi dāma tāvad
yā te daśāśru-kalilāñjana-sambhramākṣam
vaktraṁ ninīya bhaya-bhāvanayā sthitasya
sā māṁ vimohayati bhīr api yad bibheti

Mi querido Kṛṣṇa, Yaśodā tomó una soga para atarte cuando cometiste una ofensa, y Tus perturbados ojos se inundaron de lágrimas, las cuales lavaron el cosmético de ellos. Y Tú estabas asustado, aunque el temor personificado Te tiene miedo a Ti. Ver esto me resulta desconcertante.
He aquí otra explicación del desconcierto que crean los pasatiempos del Señor Supremo. El Señor Supremo es el Supremo en todas las circunstancias, tal como ya se explicó. Ése es un ejemplo específico de cómo el Señor es el Supremo y, al mismo tiempo, al estar en presencia de Su devoto puro, es un juguete de este último. El devoto puro del Señor le presta servicio a Él, sólo como resultado de la posición del Señor Supremo. El Señor Supremo acepta además con mayor deleite el amoroso servicio de Sus devotos, cuando el servicio se realiza espontáneamente y como resultado de un afecto puro, sin nada de admiración reverencial. Por lo general, los devotos adoran al Señor con una actitud reverencial, pero el Señor se complace íntegramente cuando el devoto, por amor y afecto puro, considera que el Señor es menos importante que él mismo. Los pasatiempos del Señor en la morada original de Goloka Vṛndāvana se intercambiancon ese espíritu. Los amigos de Kṛṣṇa lo tienen a Él por uno de ellos; no lo consideran de una importancia reverencial. Los padres del Señor (que son todos devotos puros) lo consideran únicamente un niño. El Señor acepta los castigos de Sus padres más jubilosamente que las oraciones de los himnos védicos. De igual manera, Él acepta los reproches de Sus prometidas con más gusto que los himnos védicos. Cuando el Señor Kṛṣṇa se hallaba presente en este mundo material, y a fin de manifestar como una atracción para la gente en general Sus pasatiempos del reino trascendental de Goloka Vṛndāvana, exhibió ante Yaśodā, Su madre adoptiva, una imagen única de subordinación. El Señor, en Sus juegos y actividades infantiles de un modo natural, solía arruinar la mantequilla que madre Yaśodā almacenaba, al romper los tarros y distribuir su contenido entre Sus amigos y compañeros de juego, entre ellos los célebres monos de Vṛṇdāvana, que aprovecharon la munificencia del Señor. Madre Yaśodā vio eso, y, movida por su amor puro, quiso hacer una representación de castigo para su trascendental hijo. Ella tomó una soga y amenazó al Señor con atarlo, tal como se acostumbra en los hogares corrientes. Al ver la soga en manos de madre Yaśodā, el Señor inclinó la cabeza y comenzó a llorar como un niño, y las lágrimas se deslizaron por Sus mejillas, lavando el ungüento negro que había alrededor de Sus hermosos ojos. Kuntīdevī adora esa imagen del Señor, porque ella está consciente de la suprema posición en la que Él está. Muchas veces, el temor personificado le teme al Señor, más Éste le tiene miedo a Su madre, quien justamente quería castigarlo de una manera ordinaria. Kuntī estaba consciente de la excelsa posición de Kṛṣṇa, mientras que Yaśodā no lo estaba. Por lo tanto, la posición de Yaśodā era más excelsa que la de Kuntī. Madre Yaśodā obtuvo al Señor como hijo de ella, y el Señor le hizo olvidar por completo que su hijo era el propio Señor. Si madre Yaśodā hubiera estado consciente de la excelsa posición del Señor, de seguro que hubiera dudado en castigarlo. Pero a ella se le hizo olvidar esa situación, porque el Señor quiso ejecutar un acto infantil completo ante la afectuosa Yaśodā. Este intercambio de amor entre la madre y el hijo se realizó de un modo natural, y Kuntī, al recordar la escena, se desconcertó, y no pudo menos que alabar el trascendental amor filial. Indirectamente, madre Yaśodā es alabada por su posición amorosa única, pues ella podía controlar en forma de su amado hijo, incluso al todopoderoso Señor.
Este pasatiempo presenta otra opulencia de Kṛṣṇa: Su opulencia de belleza. Kṛṣṇa tiene seis opulencias: plena riqueza, plena fuerza, plena influencia, pleno conocimiento, plena renunciación y plena belleza. Kṛṣṇa tiene la naturaleza de ser más grande que lo más grande y más pequeño que lo más pequeño (aṇor aṇīyān mahato mahīyān). Nosotros ofrecemos reverencias a Kṛṣṇa con respeto, asombro y veneración, pero nadie se dirige a Kṛṣṇa con una cuerda diciéndole: «Kṛṣṇa, has cometido una ofensa y ahora Te voy a dar». Sin embargo, ésa es la prerrogativa del devoto más perfecto de todos, y Kṛṣṇa quiere ser abordado de esa manera.
Pensando en la opulencia de Kṛṣṇa, Kuntīdevī no se atrevió a asumir el papel de Yaśodā, pues aunque Kuntīdevī era tía de Kṛṣṇa, no tenía el privilegio de poder dirigirse a Kṛṣṇa de la manera en que Yaśodāmāi lo hacía, pues esta última era una devota tan adelantada que tenía el derecho de castigar a la Suprema Personalidad de Dios. Ésa era la prerrogativa especial de Yaśodāmāi. Kuntīdevī estaba pensando simplemente en cuán afortunada era Yaśodāmāi, pues podía amenazar a la Suprema Personalidad de Dios, a quien teme incluso la personificación del temor (bhīr api yad bibheti). ¿Quién no teme a Kṛṣṇa? No hay nadie que no Le tema. Pero Kṛṣṇa teme a Yaśodāmāi. He ahí la gran excelencia de Kṛṣṇa.
Para dar otro ejemplo de esa opulencia, a Kṛṣṇa se Le conoce como Madana-mohana. Madana significa Cupido. Cupido hechiza a todo el mundo, pero Kṛṣṇa es conocido como Madana-mohana, porque Él es tan hermoso que hechiza incluso a Cupido. Pero el propio Kṛṣṇa es hechizado por Śrīmatī Rādhārāṇī, y, por consiguiente, a Śrīmatī Rādhārāṇī se La conoce como Madana-mohana-mohinī, «aquella que hechiza al que hechiza a Cupido». Kṛṣṇa es aquel que hechiza a Cupido, y Rādhārāṇī es la que Lo hechiza a Él.
Ésas son conclusiones espirituales muy elevadas del proceso de conciencia de Kṛṣṇa. No son ficticias, imaginarias ni inventadas. Son realidades, y cada devoto puede tener el privilegio de entender y, de hecho, participar, en los pasatiempos de Kṛṣṇa, si verdaderamente es adelantado. No debemos pensar que el privilegio que se le ha dado a madre Yaśodā no está a nuestra disposición. Todo el mundo puede tener un privilegio similar. Si alguien ama a Kṛṣṇa como hijo suyo, entonces tendrá ese privilegio, porque la madre siente por el hijo el máximo amor. Incluso en este mundo material no hay nada que se compare al amor de una madre, pues la madre ama a su hijo sin esperar ninguna retribución. Desde luego que, si bien eso es cierto como regla general, el mundo material está tan contaminado que a veces una madre piensa: «Mi hijo crecerá y se volverá un hombre, y cuando gane dinero, éste lo recibiré yo». Así pues, aún hay algún deseo de obtener algo a cambio. Pero cuando se ama a Kṛṣṇa, no hay sentimientos egoístas, pues ese amor es puro: está libre de toda ganancia material (anyābhilāṣitā-śūnyam).
No debemos amar a Kṛṣṇa en espera de alguna ganancia material. No debemos decir: «Kṛṣṇa, danos nuestro pan de cada día, y entonces Te amaré. Kṛṣṇa, dame esto o aquello, y entonces Te amaré». No debe haber esa clase de intercambios mercantiles, pues Kṛṣṇa quiere amor puro.
Cuando Kṛṣṇa vio que madre Yaśodā iba hacia Él con una cuerda y dispuesta a atarlo, de inmediato sintió mucho temor, mientras pensaba que «¡Oh!, mamá Me va a atar». Comenzó a llorar, y las lágrimas lavaron el maquillaje de Sus ojos. Mirando a Su madre con gran respeto, le suplicó con sentimiento: «Sí, madre, te he ofendido. Ten la bondad de excusarme». Luego, Se apresuró a inclinar la cabeza. Kuntīdevī apreció esa escena, pues ésa era otra de las perfecciones de Kṛṣṇa. Aunque Él es la Suprema Personalidad de Dios, Se pone bajo el control de madre Yaśodā. En el Bhagavad-gītā (7.7), el Señor dice: mattaḥ parataraṁ nānyat kiñcid asti dhanañjaya: «Mi querido Arjuna, no hay nadie superior a Mí». Sin embargo, esa Suprema Personalidad de Dios, ante quien nadie es superior, Se postra ante madre Yaśodā, aceptando que: «Mi querida madre, sí, soy un ofensor».
Cuando madre Yaśodā vio que Kṛṣṇa estaba sintiendo mucho miedo de ella, también se perturbó. Ella verdaderamente no quería que Kṛṣṇa sufriera con su castigo. No era ése su propósito. Pero es un sistema aún corriente en la India que, cuando un niño crea demasiados disturbios, su madre puede que lo ate para que se quede quieto. Ése es un sistema muy común, así que madre Yaśodā lo adoptó.
Esta escena es sumamente apreciada por los devotos puros, pues enseña cuánta grandeza hay en la Persona Suprema, que actúa exactamente igual que un niño perfecto. Cuando Kṛṣṇa actúa como un niño, lo hace perfectamente; cuando actúa como el esposo de dieciséis mil princesas, lo hace perfectamente; cuando actúa como el amante de las gopīs, lo hace perfectamente; y como amigo de los pastorcillos de vacas, también actúa perfectamente.
Los pastorcillos de vacas dependen todos de Kṛṣṇa. Una vez, ellos querían coger frutas de un bosque de palmeras, pero había un demonio llamado Gardabhāsura que no permitía que nadie entrara en ese bosque. Por lo tanto, los pastorcillos de vacas amigos dijeron a Kṛṣṇa: «Kṛṣṇa, queremos saborear esas frutas, si Tú puedes hacer lo necesario para ello». Kṛṣṇa dijo que sí de inmediato, y Él y Balarāma fueron al bosque en el que el demonio estaba viviendo con otros demonios, todos los cuales habían asumido la forma de asnos. Cuando los demonios asnos fueron a patear a Kṛṣṇa y a Balarāma con sus patas traseras, Balarāma atrapó a uno de ellos y lo lanzó a la copa de un árbol, y el demonio murió. Luego, Kṛṣṇa y Balarāma mataron a los demás demonios de la misma manera. Así pues, Sus amigos pastorcillos de vacas Les quedaron muy agradecidos.
En otra ocasión, un fuego cercó a los niños pastorcillos de vacas. No conociendo a nadie más que a Kṛṣṇa, de inmediato Lo llamaron, y Kṛṣṇa estaba listo: «Sí». Así pues, Kṛṣṇa Se tragó al instante todo el fuego. Hubo muchos demonios que atacaron a los niños, y cada día los niños regresaban a donde estaban sus madres y decían: «Madre, Kṛṣṇa es muy maravilloso», y explicaban lo que había ocurrido ese día. Y las madres decían: «Sí, nuestro Kṛṣṇa es maravilloso». Ellos no sabían que Kṛṣṇa es Dios, la Persona Suprema. Ellos sólo sabían que Kṛṣṇa es maravilloso, eso es todo. Y cuanto más percibían las maravillosas actividades de Kṛṣṇa, más aumentaba su amor. «Quizás sea un semidiós, pensaban ellos. Cuando Nanda Mahārāja, el padre de Kṛṣṇa, conversaba con sus amigos, éstos hablaban de Kṛṣṇa y decían: «¡Oh!, Nanda Mahārāja, tu hijo Kṛṣṇa es maravilloso». Y Nanda Mahārāja respondía: «Si, me doy cuenta. Quizás sea algún semidiós». Y ni siquiera eso era seguro: «Quizás».
Así pues, a los habitantes de Vṛndāvana no les importa quién es Dios y quién no lo es. Ellos aman a Kṛṣṇa; eso es todo. Aquellos que piensan en analizar primero a Kṛṣṇa para determinar si es Dios no son devotos de primera. Los devotos de primera son aquellos que sienten un amor espontáneo por Kṛṣṇa. ¿Cómo vamos a analizar a Kṛṣṇa? Él es ilimitado, y, por consiguiente, es imposible. Tenemos una percepción limitada, y nuestros sentidos tienen una potencia limitada, así que, ¿cómo vamos a estudiar a Kṛṣṇa? No es posible en absoluto. Kṛṣṇa Se revela a Sí mismo hasta un cierto punto, y ese tanto es suficiente.
No debemos ser como los filósofos māyāvādīs, que tratan de encontrar a Dios mediante la deducción especulativa. «Neti neti», dicen ellos; «Dios no es esto, y Dios no es aquello». Pero qué es Dios, ellos no lo saben. Los científicos materialistas también tratan de encontrar la causa última, pero su proceso es el mismo: «No es esto, no es aquello». Por mucho que avancen, siempre encontrarán que: «No es esto, no es aquello». Pero qué es la causa última, nunca lo descubrirán. Eso no es posible.
¡Y para qué hablar de encontrar a Kṛṣṇa!, los científicos materialistas no pueden entender correctamente ni siquiera los objetos materiales. Están tratando de ir a la Luna, pero de hecho no saben lo que es la Luna. Si ellos entendieran lo que es la Luna, ¿por qué habrían de volver aquí? Si ellos supieran perfectamente lo que es la Luna, en estos momentos estarían viviendo allí. Durante los últimos veinte años han estado tratando de ir allá y quedarse, pero simplemente están viendo que: «No es esto, no es aquello. No hay entidades vivientes, y no hay la posibilidad de que nosotros vivamos allí». De modo que ellos pueden dar un informe de lo que no hay en la Luna, pero ¿saben ellos lo que sí hay allí? No. No lo saben. Y ése es sólo un planeta o una estrella.
Según las Escrituras védicas, la Luna es una estrella. Los científicos dicen que todas las estrellas son soles, pero según el Bhagavad-gītā, las estrellas son de la misma naturaleza que la Luna. En el Bhagavad-/gītā (10.21), el Señor Kṛṣṇa dice: nakṣatrāṇām ahaṁśaśī: «De las estrellas, Yo soy la Luna». Así pues, la Luna es exactamente igual que las innumerables estrellas. ¿Cuál es la naturaleza de la Luna? La Luna es brillante porque refleja la luz del Sol. Por consiguiente, aunque los científicos dicen que las estrellas son numerosos soles, nosotros no estamos de acuerdo con ello. Según el análisis védico, hay innumerables soles, pero en cada universo sólo hay uno.
Lo que vemos en este universo lo vemos de un modo imperfecto, y nuestro conocimiento no es perfecto. No podemos contar cuántas estrellas o planetas existen. No podemos entender por completo las cosas materiales que existen a nuestro alrededor, y, por consiguiente, ¿cómo vamos a entender al Señor Supremo, quien creó este universo? Eso no es posible. Por eso en el Brahma-saṁhitā (5.34) se dice:
panthās tu koṭi-śata-vatsara-sampragamyo
vāyor athāpi manaso muni-puṅgavānām
so ’py asti yat-prapada-sīmny avicintya-tattve
govindam ādi-puruṣaṁ tam ahaṁ bhajāmi
El espacio es ilimitado, y el Brahma-saṁhitā sugiere lo siguiente: supónganse que alguien viajara en una aeronave durante millones de años a la velocidad del viento o incluso a la velocidad de la mente. Todo el mundo sabe que la mente es tan veloz que hasta en una diezmilésima de segundo puede llevarnos a millones de kilómetros de distancia. Si hemos visto algo que se encuentra a millones de kilómetros de distancia, la mente puede ir allí de inmediato. Pero incluso si pudiéramos viajar a esa velocidad en una aeronave fabricada por muni-puṅgavānām, los más grandes científicos y concienzudos pensadores, ¿sería eso la perfección? No. el Brahma-saṁhitā dice: so ‘py asti yat-prapada-sīmny avicintya-tattve: Aun así esta creación permanecería como algo inconcebible para nuestra comprensión. Y Kṛṣṇa ha creado todas esas cosas, así que, ¿cómo vamos a estudiar a Kṛṣṇa? Si no podemos entender las cosas que Kṛṣṇa ha creado, ¿cómo vamos a entender a Kṛṣṇa? No es posible en absoluto.
En consecuencia, la mentalidad de Vṛndāvana constituye el estado mental perfecto para los devotos. A los habitantes de Vṛndāvana no les interesa entender a Kṛṣṇa. Más bien quieren amar a Kṛṣṇa incondicionalmente. Ellos no piensan: «Kṛṣṇa es Dios y por eso yo Lo amo». En Vṛndāvana, Kṛṣṇa no actúa como Dios; allí, Él actúa como un pastorcillo de vacas corriente, y aunque en ocasiones Él demuestra que es la Suprema Personalidad de Dios, a los devotos no les interesa saberlo.
Kuntīdevī, sin embargo, no era una habitante de Vṛndāvana. Ella era una habitante de Hastināpura, que está fuera de Vṛndāvana. Los devotos de fuera de Vṛndāvana estudian cuán grandes son los habitantes de Vṛndāvana, pero a los habitantes de Vṛndāvana no les interesa saber cuán grande es Kṛṣṇa. Ésa es la diferencia entre ellos. Así que nuestro interés debe ser simplemente amar a Kṛṣṇa. Cuanto más amemos a Kṛṣṇa, más nos volveremos perfectos. No es necesario entender a Kṛṣṇa y cómo Él crea. Kṛṣṇa Se explica a Sí mismo en el Bhagavad-gītā, y no debemos tratar de entender mucho más que eso. No debemos molestarnos mucho en conocer a Kṛṣṇa. Eso no es posible. Simplemente debemos aumentar nuestro amor puro por Kṛṣṇa. Esa es la perfección de la vida.
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