Diario de un predicador viajero
<< Vol III 18 de Enero al 16 de Septiembre del 2001 >>
<< 7 Estoy haciendo mi mejor esfuerzo por mantener cualquier gusto que tengo por Vṛndāvana >>

Hoy nos levantamos temprano y cantamos unas pocas rondas antes de salir para el templo de Irkutsk, cuando llegamos el pequeño edificio estaba repleto de jóvenes devotos, reminiscencias del ISKCON de los primeros tiempos, los devotos estaban vestidos con dhotis y saris improvisados, los hombres llevaban lino y las damas traían ropas baratas locales con dibujos rusos, las damas más jóvenes estaban decoradas con joyería de plástico y bindis hechos en casa, no había saris de lujo así como tampoco joyería de valor, si los devotos de los países occidentales tuvieran que usar esas sábanas blancas de lino o esos saris de fantasía seguramente se morirían de la vergüenza, pero el entusiasmo que tienen estos jóvenes por la Conciencia de Kṛṣṇa completaba lo que les hacía falta en cuanto a la vestimenta, ansioso de cantar con ellos dirigí el guru-puja a Śrīla Prabhupāda y cantamos y danzamos con gran alegría, los paneles de las ventanas se sacudían y las tablas de madera del piso saltaban a medida que el kīrtana extendía su duración a más de una hora, sentí un placer especial el tener el kīrtana con estos devotos que al no tener opulencia material en sus vidas, les da algún tipo de ventaja para saborear el néctar de los Santos Nombres, en medio del kīrtana un verso vino a mi mente:

janmaivarya-ruta-rībhir
edhamāna-madaḥ pumān
naivārhaty abhidhātuṁ vai
tvām akiñcana-gocaram

Mi Señor, Su Señoría es fácilmente accesible, pero únicamemte para aquellos que están exhaustos de lo material, aquel que está en la senda senda del progreso [material], tratando de mejorarse con un linaje respetable, gran opulencia, educación elevada y belleza física, no puede acercarse a Ti con un sentimiento sincero.

Śrīmad Bhāgavatam 1.8.26



Después del programa de la mañana canté mis rondas y luego leí el Ananda Vṛndāvana Campū de Kavi Karṇapūra, estoy haciendo mi mejor esfuerzo por mantener cualquier gusto que tengo por Vṛndāvana después de haber estado allí recientemente por tres meses, cada año intento desarrollar y fortalecer mi apego por Vṛndāvana, el objetivo de nuestras vidas. Paso tiempo allí incrementando mi oír y mi cantar, estuve bastante tiempo de mi viaje en el Ashram Bhaktivedanta Svāmī Sadhana en la colina de Govardhan, el cual está supervisado por mi hermano espiritual Keśava Bhārati Prabhu, ISKCON es dueño de un palacio viejo que ha sido renovado y ahora sirve como ashram en especial para los brahmacaris y sannyasis, todos los días me levantaba temprano, cantaba los Santos Nombres y estudiaba el Caitanya Caritāmṛta, durante la tarde me bañaba en los lagos cercanos de Syama Kūnda y Rādhā Kūnda tanto como me fuera posible, las glorias de tales santos tirthas están más allá de un sadhaka como yo, pero tengo la esperanza de que por rodar en el polvo de tales lugares sagrados podré tener un mejor entendimiento de las profundidades de la Conciencia de Kṛṣṇa y así convertirme en un maestro espiritual más cualificado para inspirar a mis discípulos a que vuelvan a casa, de vuelta al Supremo, también trato de purificar mi corazón para mejorar mi prédica al servicio de Śrīla Prabhupāda en los países del Occidente. En realidad no puedo decir si he realizado algún avance mientras estuve allí, pero sí puedo decir que extraño terriblemente a Vṛndāvana, me desgarro entre el residir allí o el predicar aquí, un balance de ambas cosas es el secreto (creo), cada una de las actividades alimenta y estimula a la otra.

Esta tarde dí una clase del Bhagavad-gītā 18.58

mat cittaḥ sarva-durgāṇi
mat prasādāt tariṣyasi
atha cet tvam ahaṅkārān
na śroṣyasi vinaṅkṣyasi

Si te haces consciente de Mí, por Mi gracia pasarás sobre todos los obstáculos de la vida condicionada. Empero, si no trabajas con tal conciencia sino que actúas a través del ego falso, sin oirme, estarás perdido.

Bhagavad-gītā 18.58

Señalé cuidadosamente los diferentes obstáculos con los cuales nos encontramos en nuestras vidas como devotos, tanto internamente como externamente y concluí con la oferta que realiza Kṛṣṇa para ayudarnos a vencerlos: Los obstáculos internos son sin duda la lujuria, la ira y la avaricia y los deseos más sutiles son por renombre y fama; los obstáculos externos son los no devotos que puedan obstruir nuestro servicio de propagación del movimiento de saṅkīrtan; pero la formidable tarea de superar dichos obstáculos es reducida por la misericordia del Señor:

oṁ nāmo bhāgavate narasiṁhaya namas tejas-tejase āvir-avirbhava
varja-nakha vraja-daṁṣṭra karmāśayān randhaya randhaya tamo grasa
grasa oṁ svāhā abhayam abhayam ātmani bhūyiṣṭhā oṁ kṣraum

Ofrezco respetuosas reverencias al Señor Nṛsiṁhadeva, la fuente de todo poder. ¡Oh mi Señor, que posees uñas y dientes como rayos!, por favor destruye nuestros demoníacos deseos de realizar actividades fruitivas en el mundo material. Por favor manifiestate en nuestros corazones y disipa nuestra ignorancia, de manera que por Tu misericordia podamos liberarnos del temor en la lucha por la existencia en el mundo material.

Śrīmad Bhāgavatam 5.18.8



Esa tarde Uttamaśloka y yo partimos al aeropuerto para tomar el vuelo a Vladivostok, la ciudad ubicada más al este de Rusia, debido a que no pudimos costear el vuelo a todo el grupo, Śrī Prahlāda, Rukmiṇī Priya y Jananivāsa tomaron un tren hacia el Oeste a Omsk, donde los encontraríamos en pocos días, no tuve envidia de su viaje en tren de 42 horas.

De todas formas nuestro vuelo tampoco se trató de un tazón de cerezas, Uttamaloka y yo fuimos a abordar el avión a la 1:00 am que es típico en Rusia, el vuelo venía de Moscú y hacía una parada para recoger los pasajeros de Irkutsk antes de continuar hacia Vladivostok, como el vuelo se encontraba retrasado, esperamos en la sala del aeropuerto donde me dormí a las 2:00 am ante mi computadora tratando de trabajar un poco en mi diario, finalmente abordamos un autobús que nos llevó al avión, como es usual esperamos en las escalinatas que nos subían al avión más de media hora a -20º antes que pudiéramos abordar, cuando finalmente entramos al avión todos los asientos de las ventanillas y los del pasillo habían sido tomados por los pasajeros que subieron en Moscú y nadie se sentía ansioso de ceder a un nuevo pasajero el asiento de en medio, todos estos asientos libres eran usados para colocar abrigos, sombreros y paquetes varios, los 20 pasajeros que subimos tuvimos que rogar literalmente para que nos dejaran ocupar estos asientos, la aeromoza permaneció conversando cerca de la cabina de la cocina sin querer entrometerse en nuestro dilema, sólo conozco una palabra en ruso, spasibo que significa gracias. Iba y venía por el pasillo diciendo spasibo, spasibo a todos los pasajeros, me miraban incrédulamente porque lo que yo debería estar diciendo era pozhalusta, por favor, luego de 100 gracias un hombre se apiadó y me dió su asiento del pasillo y le ofrecí a él mi más sinceras ¡spasibo!.



Por supuesto ninguna aerolínea rusa se puede jactar de su comodidad, los aviones raramente se encuentran limpios, los asientos huelen a mugre y sudor de años y en algunas ocasiones encontré pulgas, no creo que alguna vez haya visto a alguna aeromoza que me haya sonreído al menos una vez, tan sólo hacen su trabajo, me senté lo mejor que pude pero no pude dormir ni un minuto en toda la noche.

Cuatro horas más tarde arribamos a Vladivostok, el capitán anunció que la policía verificaría los documentos de todos antes de que abandonáramos el avión y pensé para mí: ¿Todavía siguen haciéndolo?

Durante la era comunista, Vladivostok se encontraba fuera del alcance de la mayoría de los rusos y de todos los extranjeros, incluso la gente que vivía allí difícilmente podía salir y entrar a la ciudad, era un área restringida porque se trataba de una gigantesca base naval ubicada en el Océano Pacífico, cada vez que venía a Vladivostok justo después de glasnost y la perestroika (apertura y rejuvenecimiento), las autoridades verificaban cuidadosamente nuestros papeles y a veces nos entrevistaban antes de dejarnos entrar en la ciudad, ahora y luego de 10 años continúan con esta sensibilidad acerca de quien entra o sale.

Los oficiales de policía realizaron su trabajo de una forma más o menos rápida mediante la inspección de documentos en el avión, cuando llegaron a mí les pasé de manera despreocupada mi pasaporte y visa rusa, lo inspeccionaron cuidadosamente y comenzaron a preguntarme cosas en ruso, por supuesto no pude entenderles, así que menos pude contestarles y Uttamaloka ya había bajado del avión, se encontraban molestos con algo y demandaban una respuesta, el resto de los pasajeros me miraron intensamente y sentí que me encontraba en grandes problemas ¿pero, qué es lo que podía hacer? Tan solo sonreí y dije: ¡Jai Nsiṁhadeva!, en ese momento uno de ellos puso mi pasaporte en su bolsillo y me ordenó que bajara, me escoltaron al autobús de pasajeros donde encontré a Uttamaloka y juntos fuimos a una oficina especial en el edificio, Uttamaloka me dijo que no me preocupara ya que sentía que no era nada serio y que cualquier cosa que fuera se podría arreglar con unos pocos rublos bajo la mesa.

Pronto nos encontramos con Vrajendra Kumāra Prabhu, el presidente del templo de Vladivostok llegó para recogernos, lo que ocurrió fue que no había cumplido los requerimientos de la visa dentro de los tres días de haber entrado al país y la policía me multó con varios cientos de rublos, pensé que no debería estar nervioso por esto pero, como dicen ellos mismos: Una vez quemado, doblemente temeroso, para quienes predicamos en los tiempos comunistas cuando vemos rojo todavía nos ponemos un poco nerviosos, así como el toro.



Dona al Bhaktivedanta Library