Diario de un predicador viajero
<< Vol III 18 de Enero al 16 de Septiembre del 2001 >>
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Nuestro tren dejó Omsk a las 3:00 pm con destino a Cheliabinsk, un viaje de 12 h hacia el oeste, durante la travesía pasamos por el norte de Kazakhastan, no había ni oficinas de inmigraciones ni de aduana, claro porque el tren no tiene paradas allí, en el camino estuve pensando sobre el kīrtana en Omsk la noche anterior a que partiéramos: Había unos 200 devotos en el salón, Śrī Prahlāda estaba tocando un viejo acordeón, acertadamente descrito por Uttamaśloka como una vieja caja exprimida, yo tenía un tambor de barro que también debió haber tenido mejores días, Jananivāsa tocó el único juego de karatalos disponibles, que sonaban como dos piezas de plomo que rechinaban una contra otra. Pero todo esto no hizo diferencia: Śrī Prahlāda dirigió el kīrtana sumergiéndonos y sacándonos a la superficie del océano de los Santos Nombres, en ese momento los devotos se bamboleaban en unísono para adelante y para atrás mientras que en momentos rompían en pequeños grupos y daban vueltas en raros círculos sonriendo y riendo y a veces rodando en el piso, fue el tipo de kīrtana donde uno pierde el sentido del tiempo y desea que siga por siempre, esto pasa a menudo cuando Prahlāda dirige un kīrtana, es un músico privilegiado con un gusto especial por los Santos Nombres, no puedo pensar en una mejor combinación de cualidades.

Momentáneamente dí un paso al costado tan sólo para ver la bendición, aquí estábamos con 200 devotos y tres instrumentos viejos e inservibles, me recordó unas escenas de Sudáfrica de cuando pasábamos por asentamientos de gente pobre de color y veía grupos de niños pequeños sin instrumentos en lo absoluto, sólo palmeando sus manos, felices y absortos cantando alguna canción ancestral, pero nuestro kīrtana es el himno mas antiguo que ha descendido directamente del cielo espiritual para elevarnos a la mayor dicha y felicidad, tal como cantaba el niño del ayuntamiento: Tras la esquina calle abajo Willie y estos pobres chicos cantan una canción que no puede ser superada!

Pasadas unas pocas horas de viaje Jananivāsa me informó que la pequeña Amṛta Keli y Vinode Behari estaban en el tren con su padre de vuelta al sur de Rusia, inmediatamente le pedí que los trajera, buscó a través del largo tren y una hora después trajo a la familia a mi compartimiento: Les conté historias de Kṛṣṇa y sus devotos, cuando comencé con un pasatiempo de Bivamangala Thakur los ojos de Amta Keli se iluminaron y se hizo cargo de la historia, contándola con mucho más detalle que yo, luego le pedí a su padre si se podían quedar en Cheliabinsk con nosotros para el programa, me respondió que tenían boletos especiales para ciudadanos discapacitados por la guerra y que no podían ser cambiados, el comprar boletos por un viaje de tres días para volver a casa podría costarles más de lo que él ganaba en un año, en inglés le pregunté a Jananivāsa en cuánto podrían salir esos boletos y me respondió que unos $150.00 dólares, cuando les dije que estaría feliz de pagar por esos boletos se quedaron incrédulamente boquiabiertos, de hecho agregué algunos dólares extra para que nos acompañaran todo el viaje a través de Ekaterinburg, Perm y Moscú: Ésta es mi inversión, yo soy el entrenador.

En un determinado momento del viaje dos jóvenes que parecían ser amigos cercanos se encontraron con Jananivāsa en el corredor justo afuera de mi cabina, eran de carácter duro, pero mostraron algo de interés en lo que nosotros estábamos haciendo, Jananivāsa pasó algunos minutos explicándoles la filosofía, eventualmente uno de ellos se fue y $800 en billetes cayeron de su bolsillo mientras se retiraba, el otro así llamado amigo se encorvó, recogió el dinero y lo puso en su bolsillo mirando fijamente a Jananivāsa le dijo que si le contaba a su amigo que había encontrado el dinero ¡le golpearía la cara!, unos pocos minutos más tarde el otro chico volvió angustiado, le dijo a su amigo que había perdido el dinero y que lo había estado buscando a todo lo largo del corredor, su amigo fingió simpatía y cálidamente comenzó a buscar el dinero junto a él, el primer chico estaba prácticamente llorando, después de un rato se dieron por vencidos y comenzaron a hablar con Jananivāsa nuevamente: Jananivāsa comenzó a explicarles muy cuidadosamente la ley del karma y que por cada acción hay una reacción igual y en sentido opuesto, cuando usó la analogía de que si uno roba a alguien entonces en un futuro nacimiento lo mismo le ocurriría a uno, el chico que recogió el dinero del piso se puso un poco nervioso, mientras Jananivāsa hablaba con más detalles sobre los actos pecaminosos el ladrón comenzó a sudar, finalmente miró sobre su hombro y gritó: ¡Oh, mira, allí está el dinero sobre el piso!, en un movimiento muy cuidadoso tomó el dinero de su bolsillo, lo tiró al piso, lo recogió y se lo devolvió a su amigo.

Cuando Jananivāsa me contó la historia, reflexioné que un amigo de verdad es aquel que te ayuda en tiempos de adversidad, no el que te abandona, o peor aún el que toma ventaja de tu desgracia.

apatsu mitram janiyad
yuddhe suram rne sucim
bharyam ksinesu vittesu
vyasanesu ca bandhavan

Un amigo es probado en la adversidad, un héroe en la guerra, un hombre honesto cuando debe y un pariente en tiempos de desamparo.

Hitopanisad Parte 1, Texto 73

A veces un amigo puede ayudarnos a resolver nuestros problemas, siendo lo mínimo el compartir o condolecerse con nuestro infortunio, cuando trato con los problemas de mis propios discípulos siempre puedo ofrecer como última solución el volver a Dios, pero a veces me siento perdido sobre dar alguna solución práctica a algún problema material, en ese caso trato de ser un buen oyente, a veces esta es la mejor medicina.

utsave vyasane caiva
durbhikse rastra viplave
raja dvare smasane ca
yastisthati sa bandhavah

Aquel que acompaña a otro durante los festivales, en la miseria, en el hambre, en calamidad nacional, en la corte y finalmente en la cremación es el real y verdadero amigo.

Hitopanishad Parte 1, Texto 74

Arribamos a Cheliabinsk a las 3:00 am, cuando llegamos a las estaciones rusas mi reacción automática es mirar a través de la ventana hacia el cartel de neón que muestra la temperatura, al ver la temperatura en Cheliabainsk pensé: ¡Wow, está templado, sólo son -10º!.

Siberia me ha hecho un veterano de los inviernos rusos, el verdadero frío comienza a los -40º como el clima no estaba tan malo sólo vestía dos chamarras (en lugar de las tres habituales), salté del tren con los otros devotos, los devotos de Cheliabainsk no habían llegado a tiempo para recogernos por lo que debimos esperar fuera de la estación, la temperatura pronto sacó lo mejor de mí y le pedí a Uttamaloka que llamara a un taxi para que me llevara al departamento donde me quedaría, tan pronto como llamó a un taxi fuimos invadidos por los choferes que nos ofrecían sus servicios, gritaban todos al mismo tiempo y negociaban con Uttamaloka, Śrī Prahlāda dijo: Mosquitos chupando sangre, parado en medio de todo eso aprecié la vez que Guru Vrata relució su presición militar para recoger a las tropas semanas atrás en Krasnoyarsk, un predicador viajero de cualquier manera nunca debe esperar, ni que decir de demandar, ninguna facilidad a medida que viaja por el mundo, él es el sirviente de todos, pero si se le ofrece alguna facilidad debe de agradecerla y expresar su aprecio hacia sus anfitriones compartiendo lo mejor de la Conciencia de Kṛṣṇa con ellos.

Llegamos al departamento a las 4:30 am y en vez de acostarme permanecí despierto y canté mis rondas, luego estudié un poquito y partimos al programa de la mañana, un devoto debe estar constantemente estudiando y aprendiendo para hacer que su prédica sea interesante, doy clases dos veces al día durante estas giras y aunque sea rutinario desde mi punto de vista, para la mayoría de mis discípulos es la única clase que me escucharán en un año ya que muchos de ellos sólo me ven una vez al año, es esencial que entregue la filosofía de una forma autorizada y que al mismo tiempo pueda inspirarlos, no me puedo permitir estar cansado, un dolor de cabeza no es excusa para negarme a dar una clase y tampoco me puedo permitir llegar tarde al programa, cada segundo cuenta para ellos.

En el salón los devotos me brindaron una pequeña recepción, luego dí una clase sobre el Śrīmad Bhāgavatam 1.6.1, el verso habla sobre las glorias de Narada Muni, les conté brevemente su historia e hice énfasis de que como nosotros, él se convirtió en devoto por la misericordia de un Bhaktivedanta, un devoto puro de Dios, simplemente por tomar los remanentes de prasadam de tal devoto puro la naturaleza trascendental se volvió atractiva para él, disfruté de dar la clase y aprecié mucho el largo kīrtana que tuvimos después, de hecho podemos estar en cualquier parte del mundo pero realmente nos encontramos en Vaikuntha, aunque a veces anhelo los viejos días en Rusia cuando predicábamos en secreto y corríamos literalmente por nuestras vidas de la KGB, aprecio el gran movimiento que hay aquí ahora y los muchos devotos que derivaron como resultado de aquellos días cuando plantamos las semillas, los rangos aún se siguen notando, también hay más facilidades, me senté en el vyasasana por unos momentos antes de irme, pensando todo lo que Śrīla Prabhupāda sacrificó por nosotros para que llegáramos a donde estamos, era muy austero cuando llegó pero no le importó, si se podría esparcir el mensaje del Señor Caitanya, una vez Govinda dāsi le escribió a Śrīla Prabhupāda invitándolo a que visitara Hawai para descansar y trabajar en sus traducciones, sabiendo que ya tenía planes para visitar Moscú, lo intentó atraer diciéndole que era temporada de mangos en Hawai, Śrīla Prabhupāda le contestó: La prédica en la nieve de Rusia es más dulce que el más dulce de los mangos, ¡justo cuando estaba pensando esto un devoto llegó con un mango maduro rojo! ¡Nunca había visto un mango en Rusia!, reí y me dije a mí mismo: Śrīla Prabhupada ahora tenemos lo mejor de los dos mundos, mangos y prédica, no tenemos excusas para no trabajar arduamente y empujar este movimiento para tu placer.





























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