El cazador y el sabio
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"Rompe tu arco"

Un devoto puro de Kṛṣṇa puede hacer las mismas exigencias que Nārada Muni hace. Él dice: "Si sigues mis instrucciones, me haré responsable de tu liberación". Un devoto puro tal como Nārada puede asegurarle esto a cualquier pecador, porque por la gracia del Señor dicho devoto está apoderado para liberar a cualquier persona pecadora, si la persona sigue los principios expuestos.

El cazador dijo entonces: "Mi querido señor, haré lo que usted me diga".

Nārada le ordenó de inmediato: "Primero que todo, rompe tu arco. Luego te diré lo demás que debe hacerse". En eso consiste el proceso de iniciación. El discípulo debe admitir que dejará de cometer actividades pecaminosas. Él promete ejecutar la orden del maestro espiritual, quien se encarga entonces de él y lo eleva hasta la emancipación espiritual.

"Si rompo mi arco —respondió el cazador—, ¿cómo me voy a mantener?".

"No te preocupes" —dijo Nārada—, "Yo te proveeré de comida todos los días".

¿Quién nos da de comer?

La fuente de nuestros ingresos no es de hecho la fuente de nuestro sustento. A todo ser viviente del universo lo mantiene la Suprema Personalidad de Dios. Los Vedas declaran que eko bahūnaṁ yo vidadhāti kāmān. El Ser Supremo, Kṛṣṇa, que sólo es uno, mantiene a todos. Nuestra llamada fuente de ingresos es únicamente algo que nosotros mismos elegimos. Si deseo ser cazador, parecerá que la cacería es la fuente de mis ingresos. Si me convierto en brāhmaṇa, un profesor de sabiduría védica, y dependo completamente de Kṛṣṇa, no dirijo un negocio, pero, no obstante, Kṛṣṇa suministra lo necesario para mi manutención.

Mṛgāri se entrega por completo

Al cazador lo perturbó el hecho de tener que romper su arco, porque lo preocupaban sus ingresos. Nārada Muni le aseguró al cazador que no temiera, porque sabía que no era el arco lo que lo mantenía, sino Kṛṣṇa. Siendo el agente de Kṛṣṇa, Nārada Muni sabía muy bien que el cazador no sufriría por el hecho de romper el arco. No había ninguna duda de que Kṛṣṇa le proveería de comida.

Una vez que el gran sabio Nārada Muni le aseguró eso al cazador, este último rompió su arco, cayó de inmediato a los pies de loto del santo y se entregó por completo. Después de esto, Nārada Muni lo levantó y le dio instrucciones para el avance espiritual.

Ése es el sendero correcto del progreso espiritual. El discípulo debe entregarse al maestro espiritual, el representante de Kṛṣṇa. Como el maestro espiritual forma parte de la sucesión discipular que desciende de Nārada Muni, es de la misma categoría que Nārada Muni. Uno puede librarse de su actividad pecaminosa, si se entrega a los pies de loto de una persona que de hecho represente a Nārada Muni.

Algún día habrá que dejarlo todo

Nārada Muni le aconsejó entonces al cazador: "Regresa a tu casa, y cualesquiera riquezas que tengas, distribúyelas entre los brāhmaṇas puros que conocen la Verdad Absoluta. Después de entregarles a los brāhmaṇas todas tus riquezas, tanto tú como tu esposa deben irse de la casa, llevando consigo sólo una tela para usar de ropa".

Ése es el proceso de renunciación llamado vānaprastha. En la civilización védica, después de que el esposo y la esposa disfrutan de la vida familiar por algún tiempo, dejan el hogar y les entregan sus riquezas a santos brāhmaṇas y devotos del Señor Kṛṣṇa. En la etapa vānaprastha, uno puede mantener a su esposa de asistente. La idea tras esto es que la esposa asista al esposo en el avance espiritual.

Por consiguiente Nārada Muni le aconsejó al cazador que adoptara la etapa vānaprastha y se fuera del hogar. No debe creerse que un hombre casado debe vivir en su casa hasta la hora de la muerte. En el actual movimiento de conciencia de Kṛṣṇa hay muchas parejas jóvenes dedicadas al servicio del Señor. A su debido tiempo se espera que adopten vānaprastha, y, después de la etapa vānaprastha, el esposo puede adoptar sannyāsa, la vida solitaria de completa renunciación, a fin de viajar ampliamente y predicar el conocimiento espiritual. La esposa puede entonces quedarse sola y dedicarse a las actividades espirituales del movimiento de conciencia de Kṛṣṇa.

El inicio de la vida espiritual

Nārada le dijo al cazador: "Deja tu hogar y ve al río. Allí debes construir una pequeña cabaña, y frente a ella, en una plataforma elevada, debes cultivar una planta de tulasī. Después de plantar el árbol de tulasī frente a tu casa, debes regarlo todos los días, dar vueltas a su alrededor, y cantar continuamente el mantra Hare Kṛṣṇa".

Ése es el comienzo de la vida espiritual. Después de abandonar la vida familiar, uno puede ir a un lugar sagrado, tal como la ribera del Ganges o del Yamunā, y erigir una pequeña cabaña. Ésta se construye sin ningún gasto. En el bosque, cualquier hombre puede conseguir cuatro troncos que sirvan de pilares. El techo se puede cubrir con hojas, y uno puede limpiar la cabaña por dentro. De ese modo, uno puede vivir muy pacíficamente. En cualquier condición, cualquier hombre puede vivir en una pequeña cabaña, plantar un árbol de tulasī, regarlo por la mañana, ofrecerle oraciones, y cantar continuamente el mantra Hare Kṛṣṇa. Así, uno puede avanzar espiritualmente de una manera muy vigorosa. Esto no difícil en absoluto. Uno simplemente tiene que seguir las instrucciones del maestro espiritual. De esa manera, todo será un éxito con el transcurso del tiempo.

"¿Qué vamos a comer?"

En lo que respecta a comer, no hay ningún problema. Si Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios, les provee a todos de comestible, ¿porqué no habría de proveerle a Su devoto?

A veces, el devoto ni siquiera se molesta en construir una cabaña. Él simplemente se va a vivir en una cueva de una montaña. Uno puede vivir en una cueva, en una cabaña a orillas de un río, en un palacio, o en una gran ciudad tal como Nueva York o Madrid. En cualquiera de los casos, un devoto puede seguir las instrucciones de su maestro espiritual y dedicarse al servicio devocional mediante el riego de la planta de tulasī y el canto del mantra Hare Kṛṣṇa.

Nārada Muni continuó instruyendo al cazador, y le dijo: "Todos los días yo enviaré suficiente comida para ti y tu esposa. Pueden comer tanto como quieran".

Cuando una persona emprende el proceso de conciencia de Kṛṣṇa, no tiene que preocuparse por las necesidades materiales. Kṛṣṇa dice que Él personalmente les lleva a Sus devotos todas las cosas que éstos necesitan, ananyāḥ cintayanto māṁ ye janāḥ paryupāsate teṣāḥ nityābhiyuktānāḥ yoga-kṣemaḥ vahāmy aham. "A aquellos que Me adoran con amor y devoción, meditando en Mi forma trascendental, Yo les llevo lo que les falta y les preservo lo que tienen" (El Bhagavad-gītā 9.22).

Sólo lo necesario

¿Por qué habríamos de estar ansiosos por las cosas que necesitamos en la vida? Se debe tener por principio el no querer más que lo que es absolutamente necesario. Nārada Muni le aconseja al cazador aceptar únicamente lo que es absolutamente necesario para él y su esposa. El devoto siempre debe estar alerta en cuanto a consumir sólo aquellas cosas que requiere absolutamente, y no crear necesidades artificiales.

El sabio Nārada hizo que los tres animales que estaban a medio matar volvieron en sí. En efecto, los animales se levantaron y huyeron velozmente. Cuando el cazador vio huir a los animales que estaban a medio matar, quedó sin duda lleno de asombro. Él le ofreció entonces sus respetuosas reverencias al sabio Nārada y regresó a su casa. Nārada Muni prosiguió entonces hacia su destino.

"¡El cazador se volvió devoto!"

Después de que el cazador regresó a su casa, siguió al pie de la letra las instrucciones de su maestro espiritual, Nārada. Las noticias de que el cazador se había vuelto devoto del Señor Kṛṣṇa se propagaron por toda la aldea. De hecho, todos los aldeanos llevaron regalos y se los presentaron al devoto de Kṛṣṇa que anteriormente era un cazador.

Cuando la gente va a visitar a una persona santa, tiene el deber de llevarle un regalo. Cada devoto depende de Kṛṣṇa, y Kṛṣṇa está dispuesto a proveerle de todas las cosas que necesita en la vida, siempre y cuando el devoto siga los principios expuestos por el maestro espiritual. Así que, por la misericordia del Señor, al cazador y su esposa les llevaban en un día comida suficiente para diez o veinte personas, pero ellos sólo aceptaban tanto como pudieran comer.

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