 | Cuando iban en dirección nordeste, vieron el caballo cerca del āśrama de Kapila Muni. «Ya tenemos al ladrón del caballo - dijeron - . Helo ahí, con los ojos cerrados. En verdad, es un gran pecador. ¡Muera! ¡Muera!». Con este grito, los sesenta mil hijos de Sagara levantaron sus armas. Pero el sabio, cuando se acercaron a Él, abrió los ojos.
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