 | Jyāmagha no tenía hijos, pero, por temor a su esposa, Śaibyā, no podía aceptar una segunda esposa. En cierta ocasión, Jyāmagha se trajo con él a una prostituta conquistada a un rey enemigo. Śaibyā, al ver a la muchacha, se puso muy furiosa y dijo a su marido: «Marido mío, embustero, ¿quién es esa muchacha que ocupa mi asiento en la cuadriga?». Jyāmagha contestó: «Es tu futura nuera». Al escuchar aquella jocosa respuesta, Śaibyā respondió, sonriente.
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