 | Rantideva nunca se esforzó por ganar nada. Personalmente, se contentaba con lo que la providencia le tuviera reservado, pero, si alguien iba a visitarle, le agasajaba con todo cuanto tenía. Debido a ello, él y su familia pasaron muchísimas privaciones. En verdad, él y su familia temblaban por falta de comida y de agua, pero Rantideva siempre permaneció sobrio. Una mañana, después de cuarenta y ocho días de ayuno, Rantideva recibió un poco de agua y unos alimentos preparados con leche y ghī; sin embargo, cuando se disponía a comer en compañía de su familia, recibió la visita de un brāhmaṇa.
|