 | Un día, el rey Duṣmanta fue al bosque a cazar y, sintiéndose muy fatigado, se acercó a la morada de Kaṇva Muni. Allí vio a una muchacha sumamente hermosa, semejante en todo a la diosa de la fortuna. La muchacha, que estaba sentada, iluminaba todo el āśrama con su refulgencia. Atraído de modo natural por su belleza, el rey se acercó a ella acompañado de algunos soldados, y le habló.
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