 | El Señor Paraśurāma y los demás hijos de Jamadagni estaban bastante lejos de su hogar, pero, tan pronto como oyeron las voces de Reṇukā, que gritaba: «¡Oh, Rāma!, ¡oh, hijo mío!», regresaron al āśrama a toda prisa. Allí vieron que su padre había sido asesinado.
|