 | Maldecida por Mitra y Varuṇa, Urvaśī, la mujer celestial, había adquirido los hábitos de los seres humanos. Por eso, al ver a Purūravā, el mejor de los varones, que poseía la belleza de Cupido, dominó sus impulsos y se acercó a él. Al ver a Urvaśī, los ojos del rey Purūravā se llenaron del éxtasis de la dicha, y los vellos del cuerpo se le erizaron. Con palabras dulces y agradables, el rey le dijo lo siguiente.
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