 | Al reunirse con sus soldados y con los jefes de los demonios, que eran sus iguales en fuerza, opulencia y belleza, parecía que fuesen a tragarse el cielo y quemar todas las direcciones con la mirada. Así, después de reunir el ejército de los demonios, Bali Mahārāja marchó contra la opulenta capital de Indra. En verdad, a su paso toda la superficie del mundo parecía temblar.
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