 | Cayendo y botando de nuevo, los movimientos de la pelota con que jugaba se reflejaban en Sus senos, que también temblaban. Su cintura parecía a punto de quebrarse a cada instante con el peso de Sus senos y de los pesados collares de flores que llevaba, mientras Sus suaves pies, rojizos como el coral, se movían ligeros de un lugar a otro.
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