 | Dispuesto para la batalla, el más famoso general de los ejércitos, Mahārāja Bali, el hijo de Virocana, estaba sentado en el maravilloso avión Vaihāyasa. ¡Oh, rey!, aquel avión, hermosamente decorado, era obra del demonio Maya, y estaba dotado de armas para todo tipo de combates. Era inconcebible e indescriptible. De hecho, a veces era visible y a veces invisible. Sentado en el avión bajo una hermosa sombrilla protectora y abanicado con las mejores cāmaras, Mahārāja Bali, rodeado de sus capitanes y comandantes, era como la Luna que surge al anochecer iluminando todas las direcciones.
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