 | Nārada Muni continuó: ¡Oh, rey!, el glorioso devoto Prahlāda Mahārāja, aunque no era más que un niño, asintió a las palabras del Señor Brahmā. Avanzó lentamente hacia el Señor Nṛsiṁhadeva y se postró ante Él, ofreciéndole sus respetuosas reverencias con las manos juntas.
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