Śrīmad-Bhāgavatam
<< Canto 7, La Ciencia de Dios >>
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<<VERSO 32 >>

saṭāvadhūtā jaladāḥ parāpatan
grahāś ca tad-dṛṣṭi-vimuṣṭa-rociṣaḥ
ambhodhayaḥ śvāsa-hatā vicukṣubhur
nirhrāda-bhītā digibhā vicukruśuḥ

PALABRA POR PALABRA



TRADUCCION

El pelo de la cabeza de Nṛsiṁhadeva sacudía las nubes y las dispersaba por todas partes; Sus ojos deslumbrantes despojaban a los astros del cielo de su refulgencia, y Su respiración agitaba los mares y océanos. Al escuchar Sus rugidos, todos los elefantes del mundo comenzaron a bramar de miedo.

SIGNIFICADO

El Señor dice en el Bhagavad-gītā (10.41):

yad yad vibhūtimat sattvaṁ
śrīmad ūrjitam eva vā
tat tad evāvagaccha tvaṁ
mama tejo-’ṁśa-sambhavam


«Debes saber que todas las creaciones opulentas, hermosas y gloriosas brotan de una simple chispa de Mi esplendor».



La luminosidad de los planetas y estrellas del cielo no es más que una manifestación parcial de la refulgencia del Señor. Hay muchas entidades vivientes que manifiestan cualidades maravillosas, pero todas las cosas extraordinarias que puedan existir no son más que una parte de la luminosidad o esplendor (tejas) del Señor. Las olas insondables de los mares y los océanos, y las maravillas de la creación de la Suprema Personalidad de Dios, resultan insignificantes cuando el Señor encarna con Sus rasgos especiales en el mundo material. En comparación con Sus cualidades trascendentales, que son absolutamente superiores, todo resulta insignificante.

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