 | Los demonios siempre piensan que el Dios de los devotos es una fantasía. Creen que Dios no existe, y que el supuesto sentimiento religioso de devoción por Dios es una especie de alucinación, una ilusión como las producidas por el LSD o el opio. Hiraṇyakaśipu no creyó a Mahārāja Prahlāda cuando este aseguró que su Señor estaba en todas partes. Con la actitud típica de los demonios, Hiraṇyakaśipu estaba convencido de que Dios no existe y que nadie podía proteger a Prahlāda; por eso, se sentía animado a matar a su hijo. Ponía en duda la idea de que el devoto siempre cuenta con la protección del Señor Supremo.
|