Śrīmad-Bhāgavatam
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dravya-sūkṣma-vipākaś ca
dhūmo rātrir apakṣayaḥ
ayanaṁ dakṣiṇaṁ somo
darśa oṣadhi-vīrudhaḥ
annaṁ reta iti kṣmeśa
pitṛ-yānaṁ punar-bhavaḥ
ekaikaśyenānupūrvaṁ
bhūtvā bhūtveha jāyate

PALABRA POR PALABRA



TRADUCCION

Mi querido rey Yudhiṣṭhira, las oblaciones de ghī y granos alimenticios, como la cebada y el sésamo, que se ofrecen en sacrificio, se convierten en humo celestial, que nos lleva a sistemas planetarios cada vez más elevados, como los reinos de Dhumā, Rātri, Kṛṣṇapakṣa, Dakṣiṇam y, finalmente, a la Luna. Después, sin embargo, esas personas que celebran sacrificios descienden de nuevo a la Tierra, donde nacen en forma de hierbas, plantas, verduras y cereales, que son comidos por distintas entidades vivientes y transformados en semen. Ese semen es inyectado en cuerpos femeninos, y de ese modo la entidad viviente nace una y otra vez.

SIGNIFICADO

Esto se explica en el Bhagavad-gītā (9.21):

te taṁ bhuktvā svarga-lokaṁ viśālaṁ
kṣīṇe puṇye martya-lokaṁ viśanti
evaṁ trayī-dharmam anuprapannā
gatāgataṁ kāma-kāmā labhante


«Cuando aquellos que siguen el pravṛtti-mārga han disfrutado del placer celestial de los sentidos, regresan de nuevo a este planeta mortal. De ese modo, mediante los principios védicos, logran tan solo una felicidad fugaz».



La entidad viviente que desea elevarse a los sistemas planetarios superiores sigue la senda depravṛtti-mārga y se dedica a celebrar sacrificios; su elevación y posterior descenso se describe en este verso del Śrīmad-Bhāgavatam, así como en el Bhagavad-gītā, donde también se dice: traiguṇya-viṣayā vedāḥ: «Los Vedas tratan principalmente de las tres modalidades de la naturaleza material». Los Vedas, y en especial tres de ellos —Sāma, Yajur y Ṛk—, explican con toda claridad el proceso por el cual se asciende a los planetas superiores y se regresa de nuevo. Pero Kṛṣṇa aconseja a Arjuna: traiguṇya-viṣayā vedā nistraiguṇyo bhavārjuna: Debemos trascender esas tres modalidades de la naturaleza material; de ese modo nos liberaremos del ciclo del nacimiento y la muerte. De lo contrario, aunque nos elevemos a un sistema planetario superior como Candraloka, tendremos que descender de nuevo (kṣīṇe puṇye martya-lokaṁ viśanti). Cuando el disfrute debido a las actividades piadosas llega a su fin, tenemos que regresar a este planeta con la lluvia, para nacer, en primer lugar, como una planta o enredadera, que, tras ser comida por los animales y seres humanos, se transforma en semen. Ese semen es inyectado en un cuerpo femenino, y de ese modo nace la entidad viviente. Quienes regresan a la Tierra de ese modo nacen, sobre todo, en familias elevadas, como las familias brahmínicas.

En relación con esto se puede señalar que ni siquiera los supuestos científicos que van a la Luna han podido quedarse allí, sino que tienen que regresar a sus laboratorios. Por lo tanto, si vamos a la Luna, ya sea con los actuales medios mecánicos o por medio de las actividades piadosas, tendremos que regresar a la Tierra. Esto se afirma claramente en este verso y se explica en el Bhagavad-gītā. Incluso si nos elevamos a los sistemas planetarios superiores (yānti deva-vratā devān), no tenemos una posición segura en ellos; tendremos que regresar a martya-loka. Ābrahma-bhuvanāl lokāḥ punar āvartino 'rjuna: Incluso si nos elevamos, ya no a la Luna, sino hasta Brahmaloka, tendremos que regresar. Yaṁ prāpya na nivartante tad dhāma paramaṁ mama: Pero si vamos de regreso al hogar, de vuelta a Dios, no tendremos que regresar al mundo material.

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