 | ¡Oh, mi señor!, a veces puedo bañarme con mucho esmero, ungir todo mi cuerpo con pasta de sándalo, adornarme con un collar de flores y vestirme con ropas finas y hermosas alhajas. Entonces viajo como un rey a lomos de un elefante, en una cuadriga, o en un caballo. Otras veces, sin embargo, viajo desnudo, como un poseído por fantasmas.
|