 | ¡Oh, maza que estás en la mano de la Suprema Personalidad de Dios!, tú enciendes chispas de fuego tan poderosas como los rayos, y eres sumamente querida al Señor. Yo también soy Su sirviente. Por esa razón, ten la bondad de ayudarme a aplastar en pedazos a los malignos seres que reciben los nombres de kuṣmāṇḍas, vaināyakas, yakṣas, rākṣasas, bhūtas y grahas. Por favor, pulverízalos.
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