 | Las afiladas flechas de los demonios hirieron las cabezas, los muslos, los brazos y las demás partes del cuerpo de los semidioses. Éstos, guiados por Indra, no vieron otra salida que acudir de inmediato al Señor Brahmā y postrar sus cabezas ante él, pidiéndole refugio e instrucción.
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