 | Śrī Śukadeva Gosvāmī continuó: ¡Oh, rey Parīkṣīt, subyugador del enemigo!, tras satisfacer al Señor Śiva y a su esposa Pārvatī, Citraketu subió a su avión y partió, mientras ellos le seguían con la mirada. Al ver que Citraketu no tenía miedo a pesar de conocer la maldición, el Señor Śiva y Pārvatī sonrieron, completamente asombrados de su conducta.
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