 | La Suprema Personalidad de Dios tiene la misma actitud hacia todas las entidades vivientes. Por lo tanto, para Él, nadie es muy querido, y nadie es un gran enemigo; no tiene amigos ni parientes. Como está desapegado del mundo material, ni está apegado a lo que se llama felicidad, ni detesta los supuestos sufrimientos. Esas dos palabras, felicidad y sufrimiento, son relativas. El Señor siempre es feliz, y, por lo tanto, para Él el sufrimiento no existe.
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