 | Nada más ver al sabio, Citraketu se levantó del trono y se dispuso a adorarle. Ofreciéndole comida y agua para beber, cumplió con su deber de anfitrión de un huésped ilustre. Una vez que el ṛṣi estuvo cómodamente sentado, el rey, dominando la mente y los sentidos, se sentó en el suelo a los pies del ṛṣi.
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