 | Puesto que todo depende de la voluntad suprema de la Personalidad de Dios, debemos mantener una actitud equilibrada, tanto en la fama como en la difamación, en la victoria como en la derrota, en la vida como en la muerte. Y ante sus respectivos efectos, representados por la felicidad y la aflicción, debemos conservar el equilibrio, y permanecer libres de ansiedad.
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