 | Cuando vio al elefante de Indra fatigado y herido, y la tristeza de Indra por el daño que su montura había sufrido, la gran alma Vṛtrāsura, siguiendo los principios religiosos, se abstuvo de golpear de nuevo a Indra con la maza. Aprovechando la oportunidad, Indra tocó al elefante con su mano, que produce néctar, y de ese modo alivió el sufrimiento del animal y curó sus heridas. Entonces, Indra y el elefante se levantaron en silencio.
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