 | Más allá del océano de agua dulce hay una región que es tan ancha como la zona comprendida entre el centro del monte Sumeru y los límites de la montaña Mānasottara; habitan en ella muchos seres vivos. A partir de ahí, y hasta la montaña Lokāloka, se extiende una región hecha de oro. Debido a su dorada superficie, refleja la luz como un espejo, y cuando un objeto físico cae en ella, no se lo puede volver a percibir jamás. Por esta razón, esa dorada región ha sido abandonada por todas las entidades vivientes.
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