Śrīmad-Bhāgavatam
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bāṇāv imau bhagavataḥ śata-patra-patrau
śāntāv apuṅkha-rucirāv ati-tigma-dantau
kasmai yuyuṅkṣasi vane vicaran na vidmaḥ
kṣemāya no jaḍa-dhiyāṁ tava vikramo ’stu
bāṇāv imau bhagavataḥ śata-patra-patrau
śāntāv apuṅkha-rucirāv ati-tigma-dantau
kasmai yuyuṅkṣasi vane vicaran na vidmaḥ
kṣemāya no jaḍa-dhiyāṁ tava vikramo ’stu

PALABRA POR PALABRA



TRADUCCION

Āgnīdhra observó entonces la mirada de los ojos de Pūrvacitti y dijo: Mi querido amigo, tienes dos flechas muy poderosas: las miradas de tus ojos. Y las plumas de esas flechas son como los pétalos de una flor de loto. Aunque no tienen asta, son muy hermosas, y sus puntas son muy agudas y afiladas. Tienen un aspecto muy pacífico; por eso, parece que no se van a disparar contra nadie. Parece que vagas por el bosque para disparar esas flechas a alguien, pero no puedo saber a quién. Mi inteligencia es muy pobre, y no puedo enfrentarme contigo. En verdad, nadie puede igualar tu poder. Por eso te pido que hagas de ese poderío tuyo mi buena fortuna.

SIGNIFICADO

Con estas palabras, Āgnīdhra comenzó a elogiar la poderosa mirada que Pūrvacitti le dirigía, comparándola a unas flechas muy afiladas. Los ojos de Pūrvacitti eran hermosos como el loto, pero al mismo tiempo eran como flechas sin asta, y causaban temor en Āgnīdhra. Tenía la esperanza de que sus miradas le fuesen favorables, pues ya le habían cautivado; cuanto más cautivado se sentía, más imposible se le hacía estar sin ella. Por esa razón, Āgnīdhra oró a Pūrvacitti pidiéndole que sus miradas fuesen auspiciosas, y no en vano. En otras palabras, le pedía que fuese su esposa.

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