 | ¡Oh, mi Señor!, Tú eres la única persona digna de adoración, pues eres la Suprema Personalidad de Dios, el receptáculo de toda opulencia. Tus seguros pies de loto son la única fuente de protección para todos Tus devotos, a quienes satisfaces manifestándote en diversas formas. ¡Oh, mi Señor!, Tú liberas a Tus devotos de las garras de la existencia material. Sin embargo, los no devotos, por Tu voluntad, permanecen enredados en la existencia material. Por favor, acéptame como Tu sirviente eterno.
|