 | En el bosque del mundo material, el alma condicionada a veces sufre la picadura de enemigos envidiosos, que se comparan a serpientes y otras criaturas. Sus enemigos le tienden trampas que le hacen caer de su posición de prestigio. Llena de ansiedad, el alma condicionada ni siquiera puede dormir en paz. De esta forma, su desdicha es cada día mayor; poco a poco pierde la inteligencia y la conciencia. En ese estado, es como un ciego que ha caído en un tenebroso pozo de ignorancia, del que no podrá salir prácticamente nunca.
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