 | «La verdadera forma de ese árbol no se puede percibir en este mundo. Nadie puede comprender dónde termina, dónde comienza, ni dónde está su base. Pero, empuñando el arma del conocimiento, debemos cortar con decisión ese árbol de fuertes raíces. Después, debemos buscar ese lugar del que, habiéndo llegado, nunca se regresa, y allí entregarnos a la Suprema Personalidad de Dios, de quien todo comenzó y en quien todo se ha extendido desde tiempo inmemorial». (Bhagavad-gītā 15.3-4)
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