 | El sabio Maitreya continuó: Mi querido Vidura, como una serpiente azuzada con un palo, Dhruva Mahārāja, golpeado por las duras palabras de su madrastra, comenzó a resollar de ira. Cuando vio que su padre guardaba silencio y no protestaba, salió inmediatamente del palacio y fue a ver a su madre.
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