 | La vida humana está especialmente destinada a la comprensión del ser, la autorrealización. «Ser» se refiere al Superser y al ser individual, la Suprema Personalidad de Dios y la entidad viviente. Sin embargo, cuando nuestro interés por el cuerpo y por la complacencia de los sentidos corporales aumenta, nos creamos impedimentos en el sendero de la autorrealización. Por la influencia de māyā, sentimos mayor interés por la complacencia de los sentidos, que en este mundo les está prohibida a los interesados en la autorrealización. En lugar de interesarnos en la complacencia de los sentidos, debemos orientar nuestras actividades hacia la satisfacción de los sentidos del Alma Suprema. Toda acción que vaya en contra de ese principio va, ciertamente, en contra de nuestros propios intereses.
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