Śrīmad-Bhāgavatam
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pṛthuḥ purūravā gādhir
nahuṣo bharato ’rjunaḥ
māndhātā sagaro rāmaḥ
khaṭvāṅgo dhundhuhā raghuḥ
tṛṇabindur yayātiś ca
śaryātiḥ śantanur gayaḥ
bhagīrathaḥ kuvalayāśvaḥ
kakutstho naiṣadho nṛgaḥ
hiraṇyakaśipur vṛtro
rāvaṇo loka-rāvaṇaḥ
namuciḥ śambaro bhaumo
hiraṇyākṣo ’tha tārakaḥ
anye ca bahavo daityā
rājāno ye maheśvarāḥ
sarve sarva-vidaḥ śūrāḥ
sarve sarva-jito ’jitāḥ
mamatāṁ mayy avartanta
kṛtvoccair martya-dharmiṇaḥ
kathāvaśeṣāḥ kālena
hy akṛtārthāḥ kṛtā vibho

PALABRA POR PALABRA



TRADUCCION

«Reyes como Pṛthu, Purūravā, Gādhi, Nahuṣa, Bharata, Kārtavīrya Arjuna, Māndhātā, Sagara, Rāma, Khaṭvāṅga, Dhundhuhā, Raghu, Tṛṇabindu, Yayāti, Śaryāti, Śantanu, Gaya, Bhagīratha, Kuvalayāśva, Kakutstha, Naiṣadha, Nṛga, Hiraṇyakaśipu, Vṛtra, Rāvaṇa, quienes hicieron lamentarse a todo el mundo, Namuci, Śambara, Bhauma, Hiraṇyākṣa y Tāraka, así como muchos otros demonios y reyes que poseían grandes poderes de control sobre los demás, estaban todos llenos de conocimiento, eran heroicos, conquistadores e invencibles. Sin embargo, ¡oh Señor todopoderoso! aunque vivieron sus vidas intensamente tratando de poseerme, estos reyes estaban sujetos al paso del tiempo, que los redujo a todos. a meros relatos históricos. Ninguno de ellos pudo establecer su gobierno permanentemente».

SIGNIFICADO

Según Śrīla Śrīdhara Svāmī y como lo confirma Śrīla Viśvanātha Cakravartī Ṭhākura, el rey Rāma que se menciona aquí no es la encarnación de la Divinidad Rāmacandra. Se entiende que Mahārāja Pṛthu es una encarnación de la Suprema Personalidad de Dios que exhibió por completo las características de un rey terrenal, Él reivindicaba la propiedad de toda la Tierra. Sin embargo, un rey santo como Mahārāja Pṛthu controla la Tierra en nombre de la Suprema Personalidad de Dios, mientras que un demonio como Hiraṇyakaśipu o Rāvaṇa trata de explotar la Tierra para su propia complacencia de los sentidos. No obstante, tanto los reyes santos como los demonios deben abandonar la Tierra. De esa manera, su supremacía política queda finalmente neutralizada por la fuerza del tiempo.

Los líderes políticos modernos no pueden controlar ni siquiera temporalmente toda la Tierra, ni sus opulencias e inteligencia son ilimitadas. Poseyendo un poder desesperanzadamente fragmentado, disfrutando de una vida minúscula y careciendo de una profunda inteligencia existencial, los líderes modernos son inevitablemente símbolos de frustración y ambición mal dirigida.

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