Śrīmad-Bhāgavatam
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kālenātmānubhāvena
sāmyaṁ nītāsu śaktiṣu
sattvādiṣv ādi-puruṣaḥ
pradhāna-puruṣeśvaraḥ
parāvarāṇāṁ parama
āste kaivalya-saṁjñitaḥ
kevalānubhavānanda-
sandoho nirupādhikaḥ

PALABRA POR PALABRA



TRADUCCION

Cuando la Suprema Personalidad de Dios manifiesta Su propia potencia en la forma del tiempo y guía Sus potencias materiales, como la modalidad de la bondad, hacia un estado neutro de equilibrio, permanece como el controlador supremo de ese estado neutro, llamado pradhāna, así como de las entidades vivientes. También es el objeto supremo de adoración para todos los seres, incluidas las almas liberadas, los semidioses y las almas condicionadas comunes. El Señor está eternamente libre de toda designación material, constituye la totalidad de la bienaventuranza espiritual, que se experimenta al ver la forma espiritual del Señor. De ese modo el Señor exhibe el significado más pleno de la palabra «liberación».

SIGNIFICADO

Aquel que fija su mente en la Verdad Absoluta, la Personalidad de Dios, obtiene alivio inmediato de las olas de ansiedad material, debido a que la forma trascendental del Señor está completamente libre de toda contaminación o designación material. Las personas poco inteligentes aceptan la doctrina ilógica de que el Señor se transforma en Su creación y no mantiene una existencia individual separada. Falsamente imaginan que pueden fundir su individualidad en la unidad universal y volverse exactamente iguales a la Suprema Personalidad de Dios. Sin embargo, en la opinión del Śrīmad-Bhāgavatam, la Personalidad de Dios no es impersonal, sino que está lleno de todas las cualidades trascendentales. Las tres modalidades de la naturaleza material constituyen Su energía inferior, el factor tiempo omnipotente, sobre el cual reposan las modalidades, es la expansión personal del Señor. De ese modo, el Señor crea, mantiene y aniquila la manifestación material, aun así, permanece completamente apartado de ella. Las almas condicionadas que desean explotar la creación inferior del Señor son impelidas a hacerlo por la Personalidad de Dios, de ese modo se convierten en disfrutadores imitadores en el mundo temporal de la materia. Pero cuando uno obtiene la experiencia práctica de que los cuerpos materiales burdos y sutiles son simplemente cubiertas del alma eterna, abandona la necedad del apego material y se apega a la Suprema Personalidad de Dios. Se da cuenta de que su posición constitucional no es ni disfrutar de la materia ni fundirse en la existencia del Señor. Su verdadera naturaleza es la de ser un sirviente de Dios. El servicio que se le presta al Señor es eterno, está lleno de bienaventuranza y conocimiento, mediante la potencia de ese servicio uno se libera y sus actividades se vuelven gloriosas. Este servicio es eterno y a uno lo promueve gradualmente al plano de kevalānubhavānanda-sandoha, la fusión en el océano de bienaventuranza al ver la forma personal trascendental del Señor.

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