Śrīmad-Bhāgavatam
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puṁso ’yuktasya nānārtho
bhramaḥ sa guṇa-doṣa-bhāk
karmākarma-vikarmeti
guṇa-doṣa-dhiyo bhidā

PALABRA POR PALABRA



TRADUCCION

Aquel cuya conciencia está confundida por la ilusión percibe muchas diferencias de valor y significado entre los objetos materiales. De este modo, se ocupa constantemente de la plataforma del bien y el mal materiales y está atado a tales concepciones. Absorto en la dualidad material, esa persona contempla el cumplimiento de deberes obligatorios, el incumplimiento de tales deberes y la realización de actividades prohibidas.

SIGNIFICADO

En este verso se describe el plano mental ilusorio de la existencia. La palabra ayuktasya se refiere al alma condicionada que no fija su mente en la Suprema Personalidad de Dios. En el Bhagavad-gītā y en otras obras literarias védicas se explica claramente que el Señor Kṛṣṇa, la Verdad Absoluta, está dentro de todo y que todo está dentro del Señor. Se puede dar el ejemplo de que, cuando una mujer ama a un hombre, está sumamente ansiosa por verlo, todos los días lo ve vestido con diferentes ropas. En realidad, la mujer no está interesada en la ropa, sino en el hombre. De manera similar, dentro de cada objeto material se encuentra la Suprema Personalidad de Dios; por lo tanto, aquel que desarrolló amor por Dios está viendo al Señor constantemente en todas partes, no solo los objetos materiales superficiales que lo cubren.

En este verso la palabra ayuktasya indica a alguien que no ha llegado a la etapa de la realidad. Esa persona, privada del amoroso servicio devocional al Señor Kṛṣṇa, intenta disfrutar de las innumerables formas y sabores de la experiencia material. Esa ocupación temporal e ilusoria no es la función constitucional de la confundida entidad viviente, que permanece sin ninguna conciencia de la realidad esencial, la Suprema Personalidad de Dios. Sin duda en el mundo de la materia hay variedades. Entre los perros hay caniches de pedigrí y perros callejeros comunes, entre los caballos hay de pura sangre y yeguas grises viejas. De manera similar, algunos seres humanos son hermosos y educados, otros son aburridos y feos. Algunos son ricos y otros son pobres. En la naturaleza encontramos tierra fértil y tierra estéril, bosques frondosos y desiertos inútiles, gemas invaluables y piedras incoloras, ríos fluidos y transparentes y estanques estancados y sucios. En la sociedad humana encontramos felicidad y aflicción, amor y odio, victoria y derrota, guerra y paz, vida y muerte, etc. Sin embargo, no tenemos ninguna relación permanente con ninguna de esas condiciones, porque somos almas espirituales eternas, partes integrales del Señor Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios. La cultura védica está organizada de tal manera que todo el mundo puede alcanzar la perfección en la autorrealización simplemente por realizar su deber ocupacional para la satisfacción de la Suprema Personalidad de Dios. Sve sve karmaṇy abhirataḥ saṁsiddhiṁ labhate naraḥ. Sin embargo, algunas almas condicionadas creen que la perfección total en la vida se puede lograr mediante la ejecución de deberes ordinarios, no espirituales, en beneficio de la familia, la nación, la humanidad, etc. Otras no están interesadas ni en el servicio a Dios ni en las actividades mundanas nobles, hay otras que se dedican activamente a la vida pecaminosa. Esas personas pecadoras por lo general se levantan de la cama tarde en la tarde y permanecen despiertas toda la noche, tomando intoxicantes y participando en relaciones sexuales ilícitas. Esa existencia obscura e infernal se debe a la atracción hacia tamo-guṇa, la modalidad de la ignorancia. Las acciones que se llevan a cabo en el plano de la modalidad de la ignorancia se denominan vikarma, como se menciona en este verso. Lamentablemente, ni la persona materialmente responsable, ni la persona materialmente irresponsable, ni la persona pecadora pueden alcanzar la verdadera perfección de la vida, el proceso de la Conciencia de Kṛṣṇa. Aunque las distintas sociedades y los distintos individuos mantienen distintos conceptos del bien y del mal, en última instancia todas las cosas materiales son inútiles en términos de nuestro interés eterno, que es el proceso de la Conciencia de Kṛṣṇa. Esta idea la expresa el rey santo Citraketu en el Sexto Canto del Śrīmad-Bhāgavatam (6.17.20):

guṇa-pravāha etasmin
kaḥ śāpaḥ ko nv anugrahaḥ
kaḥ svargo narakaḥ ko vā
kiṁ sukhaṁ duḥkham eva vā


«Este mundo material se asemeja a las olas de un río que fluye constantemente. Por lo tanto, ¿qué es una maldición y qué es un favor? ¿Qué son los planetas celestiales y cuáles son los planetas infernales? ¿En realidad qué es la felicidad y qué es en realidad la aflicción? Debido a que las olas fluyen constantemente, ninguna de ellas tiene un efecto eterno».



Se puede argumentar que, puesto que en los Vedas hay actividades prescritas y prohibidas, los Vedas también aceptan el concepto del bien y del mal dentro del mundo material. Sin embargo, el hecho es que no son los Vedas en sí mismos, sino las almas condicionadas, las que están atadas a la dualidad material. La función de la literatura védica es involucrar a cada individuo en el nivel particular en el que se encuentra actualmente y elevarlo gradualmente a la perfección de la vida. La modalidad material de la bondad no es espiritual en sí misma, pero no impide la vida espiritual. Puesto que la modalidad material de la bondad purifica la conciencia y crea un anhelo de conocimiento superior, es una plataforma favorable desde la cual perseguir la vida espiritual, así como el aeropuerto es un lugar favorable desde el cual viajar. Si una persona desea viajar de Nueva York a Londres, el aeropuerto de Nueva York es sin duda el lugar más favorable desde el cual viajar. Pero si la persona pierde su avión, no está más cerca de Londres que cualquier persona en Nueva York que no haya ido al aeropuerto. En otras palabras, la ventaja del aeropuerto sólo tiene sentido si uno toma su avión. De manera similar, la modalidad material de la bondad es la situación más favorable para ascender al plano espiritual. Los Vedas prescriben y prohíben diversas actividades para elevar al alma condicionada al plano material de la bondad, desde ese punto debe elevarse al plano espiritual mediante el conocimiento trascendental. Por lo tanto, si uno no llega al plano de la Conciencia de Kṛṣṇa, su elevación al plano material de la bondad es inútil, tal como un viaje al aeropuerto es inútil para alguien que pierde su avión. En los Vedas hay preceptos y prohibiciones que parecen aceptar el bien y el mal entre las cosas materiales, el propósito definitivo de las regulaciones védicas es crear una situación favorable para la vida espiritual. Si uno puede emprender de inmediato la vida espiritual, entonces no hay necesidad de perder el tiempo con rituales dentro de las modalidades de la naturaleza. Por lo tanto, Kṛṣṇa aconseja a Arjuna en el Bhagavad-gītā (2.45):

trai-guṇya-visayā vedā
nistrai-guṇyo bhavārjuna
nirdvandvo nitya-sattva-stho
niryoga-kṣema ātmavān


«Los Vedas tratan principalmente del tema de las tres modalidades de la naturaleza material. ¡Oh, Arjuna! elévate por encima de estas modalidades. Sé trascendental a todas ellas. Libérate de todas las dualidades y de todas las ansiedades de ganancia y seguridad y establécete en el Ser».



En relación con esto, Śrīla Madhvācārya ha citado los siguientes versos del Mahābhārata:

svargādyāś ca guṇāḥ sarve
doṣāḥ sarve tathaiva ca
ātmanaḥ kartṛtā-bhrāntyā
jāyante nātra saṁśayaḥ


«En el mundo material, las almas condicionadas consideran que la residencia en los planetas celestiales y los placeres celestiales, como el disfrute piadoso de mujeres hermosas, son cosas buenas y deseables. De manera similar, las condiciones dolorosas o miserables se consideran malas o malvadas. Sin embargo, sin duda toda esa percepción del bien y del mal en el mundo material se basa en el error fundamental de considerarse a uno mismo, no a la Suprema Personalidad de Dios, como el hacedor o ejecutor final de todas las acciones».



paramātmānam evaikaṁ
kartāraṁ vetti yaḥ pumān
sa mucyate ’smāt saṁsārāt
paramātmānam eti ca


«Por otra parte, una persona que sabe que la Suprema Personalidad de Dios es el verdadero controlador de la naturaleza material y que, en última instancia es Él quien mueve todo, puede liberarse del cautiverio de la existencia material y va a la morada del Señor».



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