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Śrīmad-Bhāgavatam << Canto 11, Historia general >> << 3 - Liberación de la energía ilusoria >> <<VERSO 54 >>
ātmānam tan-mayam dhyāyan mūrtiṁ sampūjayed dhareḥ śeṣām ādhāya śirasā sva-dhāmny udvāsya sat-kṛtam
PALABRA POR PALABRA
TRADUCCION
 | El adorador debe estar completamente absorto en la meditación sobre sí mismo como sirviente eterno del Señor, de esta manera, debe adorar perfectamente a la Deidad, recordando que la Deidad también está situada dentro de su corazón. Entonces debe tomar los restos de la parafernalia de la Deidad, como las guirnaldas de flores, sobre su cabeza y respetuosamente poner a la Deidad de regreso en Su propio lugar, concluyendo así la adoración.
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SIGNIFICADO
 | La palabra tan-mayam en este verso es significativa. Aquel que se purifica mediante la adoración de la forma Deidad del Señor puede entender que él, el adorador, es un sirviente eterno del Señor y que es cualitativamente uno con Él, siendo como una pequeña chispa del fuego original, la Personalidad de Dios. Śrīla Madhvācārya afirma al respecto:
|  | viṣṇor bhṛtyo ’ham ity eva
sadā syād bhagavan-mayaḥ
naivāhaṁ viṣṇur asmīti
viṣṇuḥ sarveśvaro hy ajaḥ
|  | «Uno debe pensar: ‘Soy un sirviente eterno de Viṣṇu, por lo tanto y debido a que soy Su parte integral eterna, soy eternamente uno con Él. Pero yo no soy Viṣṇu mismo, porque Viṣṇu es el controlador supremo de todo’».
|  | El principio básico de la adoración de la Deidad es que uno debe entenderse a sí mismo como un sirviente eterno del Señor Supremo. Aquel que es adicto a la gratificación sexual, identificándose tontamente con el cuerpo material externo, no puede cambiar su concepción de sí mismo, de la de un disfrutador a la de lo disfrutado. Esa persona interpreta la palabra tan-mayam en el sentido de que el adorador es también el objeto de adoración. Śrī Jīva Gosvāmī Prabhupāda escribió en su Durga-saṅgamanī, su comentario sobre el Bhakti-rasāmṛta-sindhu de Śrī Rūpa Gosvāmī Prabhu, que ahaṅgrahopāsanā, el proceso de adorarse a uno mismo como el Supremo, es una crasa identificación errónea del propio ser con el Supremo, quien es en realidad nuestro refugio eterno. Los Seis Gosvāmīs aclaran este punto en repetidas ocasiones. Pero las personas poco inteligentes dentro de la comunidad prākṛta-sahajiyā se dejan influenciar por las falsas ideas de los filósofos māyāvādīs y de ese modo, manifiestan la engañosa concepción de que el adorador se vuelve el refugio supremo. Esa alucinación es un aparādha, una ofensa contra el Señor. Por lo tanto, la palabra tan-maya en este verso no debe interpretarse ofensivamente como que significa que el adorador se vuelve igual a su objeto de adoración eterno.
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