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Śrīmad-Bhāgavatam << Canto 11, Historia general >> << 28 - Jñāna-yoga >> <<VERSO 37 >>
yan nāmākṛtibhir grāhyaṁ pañca-varṇam abādhitam vyarthenāpy artha-vādo ’yaṁ dvayaṁ paṇḍita-māninām
PALABRA POR PALABRA
TRADUCCION
 | La dualidad de los cinco elementos materiales se percibe únicamente en términos de nombres y formas. Quienes afirman que esta dualidad es real son pseudoeruditos que en vano proponen teorías fantasiosas sin base en los hechos.
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SIGNIFICADO
 | Los nombres y formas materiales, sujetos como están a la creación y a la aniquilación, no tienen existencia permanente, por lo tanto, no constituyen principios esenciales y fundamentales de la realidad. El mundo material consiste en transformaciones variadas de la potencia de Dios. Aunque Dios es real y Su potencia es real, las formas y nombres particulares que aparecen temporal o circunstancialmente no tienen una realidad definitiva. La ignorancia burda ocurre cuando el alma condicionada se imagina a sí misma como material o una mezcla de materia y espíritu. Algunos filósofos sostienen que el alma eterna en contacto con la materia se transforma permanentemente y que el ego falso representa una realidad nueva y permanente del alma. Śrīla Jīva Gosvāmī responde que el espíritu es la energía viviente y superior del Señor, mientras que la materia es la energía inferior e inconsciente del Señor y que por lo tanto estas dos energías poseen cualidades opuestas, como la luz y la obscuridad. Por lo tanto, la entidad viviente superior y la materia inferior no pueden fusionarse en una existencia común, ya que poseen eternamente características opuestas e incompatibles. La alucinación de una mezcla de materia y espíritu se llama ilusión; Esta se manifiesta específicamente como ego falso, que se identifica con un cuerpo o mente material específica creada por la ilusión. Es evidente que los científicos o filósofos que están inmersos en una gran ignorancia no pueden ser verdaderos científicos y filósofos. Por desgracia el simple criterio de la autoconciencia espiritual elimina a un gran porcentaje de los llamados científicos y filósofos modernos, que entierran sus estúpidas narices en la energía material del Señor, sin ningún conocimiento ni interés en el Señor mismo.
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