Śrīmad-Bhāgavatam
<< Canto 11, Historia general >>
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guṇa-doṣa-bhidā-dṛṣṭir
nigamāt te na hi svataḥ
nigamenāpavādaś ca
bhidāyā iti ha bhramaḥ

PALABRA POR PALABRA



TRADUCCION

Mi querido Señor, la distinción que se observa entre la piedad y el pecado proviene de Tu propio conocimiento védico, no surge por sí sola. Si la misma literatura védica posteriormente anula esa distinción entre la piedad y el pecado, con toda seguridad habrá confusión.

SIGNIFICADO

En el Bhagavad-gītā (15.15), el Señor Kṛṣṇa afirma: vedaiś ca sarvair aham eva vedyaḥ: «Se me debe de conocer por todos los Vedas. En verdad, yo soy el compilador del Vedānta y conozco el Veda tal como es». El conocimiento védico emana de la respiración de la Personalidad de Dios; por lo tanto, todo lo que el Señor Kṛṣṇa dice es Veda, conocimiento perfecto. Las Escrituras védicas están llenas de descripciones de la piedad y del pecado, pero la declaración del Señor Kṛṣṇa de que uno debe trascender la piedad y el pecado también debe entenderse como conocimiento védico. Śrī Uddhava comprendió este punto, por lo tanto, le pide al Señor Kṛṣṇa que aclare una aparente contradicción. En última instancia, el mundo material le da a las entidades vivientes la oportunidad de satisfacer sus deseos pervertidos, al mismo tiempo, les permite alcanzar gradualmente la liberación de ir de regreso al hogar, de vuelta a Dios. Así pues, la piedad material debe considerarse un medio y nunca un fin absoluto, ya que el mundo material en sí no es absoluto, pues es temporal y limitado. La Personalidad de Dios es en Sí misma la fuente de toda la virtud y la bondad. Las personas y actividades que complacen al Señor deben considerarse virtuosas, las que lo desagradan deben considerarse pecaminosas. No puede haber ninguna otra definición permanente de estos términos. Si uno se vuelve un moralista mundano, olvidando al Señor Supremo, su posición es ciertamente imperfecta y no alcanzará el objetivo supremo de la piedad, que es ir de regreso al hogar, de vuelta a Dios. Por otra parte, entre los moralistas existe un gran temor de que, si se minimiza la distinción entre piedad y pecado, la gente cometerá muchas atrocidades en nombre de Dios. En el mundo moderno no existe una comprensión clara de la autoridad espiritual, los hombres morales consideran que cualquier llamado a trascender la moralidad es una invitación al fanatismo, la anarquía, la violencia y la corrupción. Por eso consideran que los principios morales materiales son más importantes que tratar directamente de complacer a Dios. Como este punto es controvertido, Uddhava solicita ansiosamente al Señor que dé una explicación clara.

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