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Śrīmad-Bhāgavatam << Canto 11, Historia general >> << 2 - Mahārāja Nimi se encuentra con los nueve Yogendras >> <<VERSO 6 >>
bhajanti ye yathā devān devā api tathaiva tān chāyeva karma-sacivāḥ sādhavo dīna-vatsalāḥ
PALABRA POR PALABRA
TRADUCCION
 | Quienes adoran a los semidioses reciben de ellos una reciprocidad que corresponde a la ofrenda. Los semidioses son sirvientes del karma, como la sombra de una persona, pero los sādhus son en realidad misericordiosos con los caídos.
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SIGNIFICADO
 | Aquí son significativas las palabras chāyeva karma-sacivāḥ. Chāyā significa «sombra». La sombra del cuerpo sigue con precisión los movimientos del cuerpo. La sombra no tiene poder para moverse de una manera diferente a la del movimiento del cuerpo. De manera similar, como se afirma aquí, bhajanti ye yathā devān devā api tathaiva tān: los resultados que los semidioses otorgan a los seres vivos corresponden exactamente a las acciones de estos. El Señor faculta a los semidioses para que sigan con precisión el karma particular de una entidad viviente al otorgarle felicidad y aflicción. Así como una sombra no puede moverse de forma independiente, los semidioses no pueden castigar o recompensar a un ser vivo de forma independiente. Aunque los semidioses son millones de veces más poderosos que los seres humanos de la Tierra, en última instancia son pequeños sirvientes de Dios a quienes el Señor permite desempeñar el papel de controladores del universo. En el Cuarto Canto del Śrīmad-Bhāgavatam, Pṛthu Mahārāja, una encarnación empoderada por el Señor, afirma que incluso los semidioses están sujetos al castigo del Señor si se desvían de Sus leyes. Por otra parte, devotos del Señor como Nārada Muni, mediante su potente prédica, pueden interferir en el karma de un ser viviente persuadiéndolo de que abandone su actividad fruitiva y su especulación mental y se entregue a la Suprema Personalidad de Dios. En la existencia material, uno trabaja arduamente bajo el cautiverio de la ignorancia. Pero si uno se ilumina mediante la relación con un devoto puro del Señor, puede entender su verdadera posición como sirviente eterno de Dios. Al prestar ese servicio, uno disuelve su apego al mundo material y las reacciones de sus actividades anteriores, como alma entregada, está dotado de libertad espiritual ilimitada en el servicio del Señor. Al respecto, el Brahma-saṁhitā (5.54) afirma:
|  | yas tv indragopam athavendram aho sva-karma-
bandhānurūpa-phala-bhājanam ātanoti
karmāṇi nirdahati kintu ca bhakti-bhājāṁ
govindam ādi-puruṣaṁ tam ahaṁ bhajāmi
|  | «Adoro al Señor primordial, Govinda, que quema hasta la raíz todas las actividades fruitivas de aquellos imbuidos de devoción. Para aquellos que siguen el sendero del trabajo —no menos para Indra, el rey de los semidioses, que para el pequeño insecto Indragopa— Él ordena imparcialmente los debidos disfrutes de los frutos de las actividades de acuerdo con la cadena de trabajos realizados previamente».
|  | Incluso los semidioses están atados a las leyes del karma, mientras que un devoto puro del Señor, abandonando por completo el deseo de disfrute material, quema con éxito hasta convertir en cenizas todos los rastros del karma.
|  | En relación con esto, Śrīla Bhaktisiddhānta Sarasvatī Ṭhākura comenta que, a menos que uno se dedique como alma entregada al servicio devocional del Señor, uno no puede ser considerado niṣkāma, libre de todo deseo personal. A veces, una persona materialista se dedica a la caridad o a actividades altruistas, de esa manera, se considera un trabajador desinteresado. De manera similar, aquellos que se dedican a la especulación mental con el objetivo último de fundirse en el aspecto Brahman impersonal del Señor, también se anuncian como desinteresados o libres de deseos. Sin embargo, según Śrīla Bhaktisiddhānta Sarasvatī, esos karmīs y jñānīs, aunque están ocupados en su supuesto «desinterés», son de hecho sirvientes de deseos lujuriosos. En otras palabras, no han comprendido perfectamente su posición como sirvientes eternos de Dios. El karmī altruista se considera falsamente el mejor amigo de la humanidad, aunque no puede brindar un beneficio real a los demás porque ignora la vida eterna de bienaventuranza y conocimiento que está más allá de la alucinación temporal de la existencia material. De manera similar, aunque el jñānī se declara orgullosamente Dios e invita a los demás a también volverse Dios, se olvida de explicar cómo los supuestos dioses han llegado a estar atados por las leyes de la naturaleza material. En realidad, el intento de volverse Dios no se basa en el amor a Dios, sino en el deseo de adoptar la misma posición que Dios. En otras palabras, el deseo de ser igual al Supremo en todos los aspectos es simplemente otro deseo materialista. Por lo tanto, los karmīs y los jñānīs, debido a su insatisfacción al tratar artificialmente de satisfacer sus propios deseos, no pueden mostrar verdadera misericordia a las almas caídas. En relación con esto, Śrī Madhvācārya cita el Uddāma-saṁhitā:
|  | sukham icchanti bhūtānāṁ
prāyo duḥkhāsahā nṛṇām
tathāpi tebhyaḥ pravarā
devā eva hareḥ priyāḥ
|  | «Los ṛṣis desean la felicidad de todos los seres y casi siempre son incapaces de tolerar la infelicidad de los hombres. Sin embargo, los semidioses son superiores porque son muy queridos por el Señor Hari».
|  | Pero aunque Śrīla Madhvācārya coloca a los semidioses en una posición superior a la de los misericordiosos ṛṣis, Śrīla Jīva Gosvāmī afirma: sādhavas tu na karmānugatāḥ: los sādhus son en realidad mejores que los semidioses porque los sādhus son misericordiosos independientemente de los actos piadosos o impíos de las almas condicionadas. Bhaktisiddhānta Sarasvatī Ṭhākura resuelve este aparente desacuerdo entre Madhvācārya y Jīva Gosvāmī, señalando que en la declaración de Śrīla Madhvācārya, la palabra ṛṣi o «sabio», se refiere a los supuestos sādhus o personas santas entre los karmīs y jñānīs. Los trabajadores fruitivos comunes y los filósofos especulativos ciertamente se consideran en la cima de la moralidad piadosa y el altruismo. Sin embargo, como ignoran la posición suprema de la Suprema Personalidad de Dios, no se les puede considerar iguales a los semidioses, quienes son todos devotos del Señor y conscientes de que todos los seres vivos son sirvientes eternos del Señor. Sin embargo, ni siquiera esos semidioses pueden compararse con los devotos puros como Nārada. Estos devotos puros están facultados para otorgar la más alta perfección de vida tanto a los seres vivientes piadosos como a los impíos, quienes sólo tienen que seguir las órdenes de estos devotos puros.
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