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Śrīmad-Bhāgavatam << Canto 11, Historia general >> << 13 - El Avatāra Haṁsa responde las preguntas de los hijos de Brahmā >> <<VERSO 25 >>
guṇeṣv āviśate ceto guṇāś cetasi ca prajāḥ jīvasya deha ubhayaṁ guṇāś ceto mad-ātmanaḥ
PALABRA POR PALABRA
TRADUCCION
 | Queridos hijos míos, la mente tiene una proclividad natural a entrar en los objetos materiales de los sentidos, de manera similar los objetos de los sentidos entran en la mente; tanto esta mente material como los objetos de los sentidos son meras designaciones que cubren al alma espiritual, que es parte integral de Mí.
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SIGNIFICADO
 | En realidad con el pretexto de encontrar contradicciones en la sencilla pregunta de los hijos de Brahmā («¿Quiénes somos nosotros?») El Señor Kṛṣṇa, en la forma de Haṁsa-avatāra, se está preparando para enseñarle a los sabios el conocimiento espiritual perfecto, pero sólo después de rechazar primero dos conceptos falsos de la vida, a saber, que todas las entidades vivientes son iguales en todos los aspectos y que la entidad viviente es idéntica a su cuerpo externo o sutil. El Señor Kṛṣṇa responde ahora la difícil pregunta que desconcertó incluso al Señor Brahmā. Según Śrīla Viśvanātha Cakravartī Ṭhākura, los hijos del Señor Brahmā estaban pensando lo siguiente. «Querido Señor, si bien es cierto que no somos inteligentes, aun así, Su Señoría afirma que en realidad eres todo, porque todo es la expansión de Su potencia. Por lo tanto, también eres la mente y los objetos de los sentidos, que son el tema de nuestra pregunta. Los objetos materiales de los sentidos siempre entran en las funciones de la mente, de manera similar, la mente siempre entra en los objetos materiales de los sentidos. Por lo tanto, es apropiado que preguntemos a Su Señoría acerca del proceso por el cual los objetos de los sentidos ya no entran en la mente y la mente ya no entra en los objetos de los sentidos. Por favor, se misericordioso y danos la respuesta».
|  | El Señor responde lo siguiente: «Mis queridos hijos, es un hecho que la mente entra en los objetos materiales de los sentidos y los objetos de los sentidos en la mente. Así pues, aunque en realidad la entidad viviente parte integral de Mí, siendo, como Yo también, eternamente consciente y aunque la forma eterna de la entidad viviente es espiritual, en la vida condicionada la entidad viviente se impone artificialmente la mente y los objetos de los sentidos, que actúan como designaciones de cobertura del alma eterna. Puesto que la función natural de la mente material y de los objetos de los sentidos es interactuar mutuamente, ¿cómo podrías esforzarte por impedir esa atracción mutua? Puesto que tanto la mente material como los objetos de los sentidos son inútiles, ambos deben abandonarse por completo, así, automáticamente, se liberarán de toda dualidad material».
|  | Śrīla Śrīdhara Svāmī señala que el síntoma de la mente material es la tendencia a considerarse a uno mismo como el hacedor y disfrutador supremo. Naturalmente, aquel que posee esa mentalidad engreída se siente irremediablemente atraído por los objetos de los sentidos. Aquel que se considera el hacedor y disfrutador se sentirá irresistiblemente atraído por los medios para alcanzar la complacencia de los sentidos y el prestigio falso, es decir, la explotación de los objetos materiales. Sin embargo, por encima de la mente material se encuentra la inteligencia, que puede percibir la existencia del alma espiritual eterna. No es posible separar la mente material de los objetos de los sentidos, porque ellos existen juntos naturalmente. Por lo tanto, mediante la inteligencia, uno debe comprender su forma eterna como alma espiritual, parte integral del Señor y rechazar por completo la falsa mentalidad material. Aquel que revive su mentalidad espiritual original automáticamente se desapega de la atracción material. Por lo tanto, uno debe cultivar el conocimiento acerca de la falsedad de la complacencia de los sentidos. Cuando la mente o los sentidos se sienten atraídos por el disfrute material, la inteligencia superior debe detectar inmediatamente esa ilusión. Uno debe purificar su mentalidad de esa manera. Mediante el servicio devocional al Señor, ese desapego y esa inteligencia se despiertan automáticamente, mediante la comprensión plena de la propia forma espiritual original, uno se sitúa apropiadamente en el estado de conciencia eterna.
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