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Śrīmad-Bhāgavatam << Canto 11, Historia general >> << 10 - La naturaleza de la actividad fruitiva >> <<VERSO 34 >>
kāla ātmāgamo lokaḥ svabhāvo dharma eva ca iti māṁ bahudhā prāhur guṇa-vyatikare sati
PALABRA POR PALABRA
TRADUCCION
 | Cuando hay agitación e interacción de las modalidades materiales de la naturaleza, las entidades vivientes Me describen de diversas maneras, tales como el tiempo todopoderoso, el Ser, el conocimiento védico, el universo, la propia naturaleza, las ceremonias religiosas, etc.
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SIGNIFICADO
 | Uno puede experimentar la potencia de la Personalidad de Dios observando cómo las diferentes especies de vida —semidioses, seres humanos, animales, peces, pájaros, insectos, plantas, etc.— van desarrollando gradualmente su naturaleza y sus actividades. Cada especie de vida ejecuta un proceso particular de complacencia de los sentidos, esa función es denominada el dharma de la especie. Al carecer de conocimiento acerca de la Personalidad de Dios, las personas comunes vislumbran las potencias del Señor en las manifestaciones antes mencionadas. Śrīla Madhvācārya cita la siguiente información del Tantra-bhāgavata. Al Señor se le llama kāla, el tiempo, porque es el motor y controlador de todas las cualidades materiales. Como es completo y perfecto, se le llama ātmā, el Ser; Él es la personificación de todo el conocimiento. La palabra svabhāva indica que el Señor controla plenamente Su propio destino; como sustentador de todos, es llamado dharma. Quien se encuentra en el plano liberado puede alcanzar la bienaventuranza ilimitada adorando a la Personalidad de Dios, mientras que quienes ignoran al Señor tratan de encontrar la felicidad inventando otros objetos de adoración. Si uno se obstina en imaginar que algo es independiente del Señor, permanecerá en las garras de la red ilusoria de la potencia del Señor. Al ver la inevitabilidad de la destrucción de las cosas materiales, uno está constantemente temeroso y se lamenta perpetuamente en la obscuridad de la ignorancia. En esa obscuridad no hay posibilidad de felicidad. Por lo tanto, uno nunca debe pensar que algo es independiente de la Personalidad de Dios. Tan pronto como uno considera que algo es independiente del Señor, uno queda inmediatamente atrapado por la red ilusoria del Señor, llamada māyā. Uno siempre debe permanecer humilde y obediente a la Personalidad de Dios, incluso cuando uno está liberado, de ese modo alcanzará la felicidad espiritual suprema.
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