Śrīmad-Bhāgavatam
<< Canto 11, Historia general >>
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śrī-śuka uvāca
kṛtvā daitya-vadhaṁ kṛṣṇaḥ
sa-rāmo yadubhir vṛtaḥ
bhuvo ’vatārayad bhāraṁ
javiṣṭhaṁ janayan kalim

PALABRA POR PALABRA



TRADUCCION

Śrī Śukadeva Gosvāmī dijo: El Señor Śrī Kṛṣṇa, acompañado por Balarāma y rodeado por la dinastía Yadu, ejecutó la matanza de muchos demonios. Después, para aliviar aún más la carga de la Tierra, el Señor dispuso la gran Batalla de Kurukṣetra, que repentinamente estalló en violencia entre los Kurus y los Pāṇḍavas.

SIGNIFICADO

El Undécimo Canto del Śrīmad-Bhāgavatam comienza con una referencia a los pasatiempos ejecutados por el Señor Śrī Kṛṣṇa en el Décimo Canto. El comienzo del Décimo Canto describe que cuando la Tierra estaba sobrecargada por gobernantes demoníacos, la Tierra personificada, Bhūmi, se acercó al Señor Brahmā con lágrimas en los ojos, rogando por alivio, entonces Brahmā fue inmediatamente con los semidioses a acercarse al Señor Supremo en Su forma de Kṣīrodakaśāyī Viṣṇu. Mientras los semidioses esperaban respetuosamente en la orilla del Océano de Leche, el Señor Supremo anunció a través de Brahmā que pronto se encarnaría en la Tierra y que los semidioses también deberían descender para ayudarlo en Sus pasatiempos. Así pues, desde el mismo comienzo de la aparición del Señor Kṛṣṇa, se entendió que Él descendería a la Tierra para eliminar a los demonios.

Como afirma Śrīla Prabhupāda en su comentario al Bhagavad-gītā (16.6), aquellos que aceptan obedecer los mandatos de las Escrituras reveladas son conocidos como semidioses, mientras que aquellos que desafían las órdenes de las Escrituras védicas son conocidos como asuras o demonios. Las Escrituras védicas se presentan dentro del universo para la guía de las almas condicionadas que están atrapadas bajo las tres modalidades de la naturaleza material y que, por lo tanto, están rotando en un ciclo continuo de nacimiento y muerte. Al adherirnos estrictamente a los mandatos védicos, podemos satisfacer fácilmente nuestras necesidades materiales y al mismo tiempo, hacer un progreso tangible en el sendero de regreso al hogar, de regreso a Dios. De ese modo, podemos alcanzar una vida eterna de bienaventuranza y conocimiento en la propia morada del Señor simplemente por obedecer las instrucciones del Señor tal como se presentan en las Escrituras védicas tales como el Bhagavad-gītā y el Śrīmad-Bhāgavatam. Sin embargo, los demonios minimizan o incluso se burlan de la autoridad absoluta del Señor Supremo y de Sus enseñanzas. Como estos asuras envidian el estatus soberano de la Suprema Personalidad de Dios, minimizan la importancia de las Escrituras védicas, que emanan directamente de la respiración del Señor. Los demonios establecen una sociedad gobernada por sus propios caprichos inventados e inevitablemente crean caos y miseria, especialmente para las entidades vivientes piadosas que desean sinceramente seguir la voluntad de Dios.

El Señor Śrī Kṛṣṇa afirma en el Bhagavad-gītā que cuando en la Tierra predominan estas sociedades caóticas e irreligiosas, Él desciende personalmente para rectificar el desequilibrio. Así pues, desde el mismo comienzo de Su infancia trascendental, Kṛṣṇa mató sistemáticamente a los poderosos asuras o demonios, que eran una carga intolerable para la Tierra. El Señor Śrī Kṛṣṇa recibió la ayuda de Su hermano, Balarāma, que también es la Suprema Personalidad de Dios. Aunque Dios es uno, puede expandirse para disfrutar en muchas formas a la vez. Ésa es Su omnipotencia. La primera de esas expansiones es Balarāma o Baladeva. Balarāma mató a muchos demonios notables, entre ellos Dhenukāsura, Dvivida y al envidioso Rukmī. Kṛṣṇa también estuvo acompañado por los miembros de la dinastía Yadu, muchos de los cuales eran semidioses que descendieron para ayudar al Señor.

Sin embargo, Śrīla Bhaktisiddhānta Sarasvatī Ṭhākura reveló que, aunque muchos semidioses nacieron en la dinastía Yadu para ayudar al Señor, algunos miembros de esa dinastía eran en realidad enemigos de Kṛṣṇa. Debido a su visión mundana del Señor, ellos consideraban que estaban al mismo nivel que Kṛṣṇa. Habiendo nacido en la familia de la Suprema Personalidad de Dios, tenían una fuerza inconcebible, por eso, no comprendían la posición suprema de Kṛṣṇa. Ellos constituirían una gran carga al olvidar que Kṛṣṇa es la Suprema Personalidad de Dios, en consecuencia, fue necesario que Kṛṣṇa los eliminara de la Tierra. Hay un dicho popular que dice que la familiaridad engendra desprecio. Para destruir a los despreciables miembros de Su propia dinastía, el Señor provocó una riña entre ellos. Con ese fin, hizo que Nārada y otros sabios manifestaran su ira contra los Kārṣṇas, los miembros de Su familia. Aunque muchos Yadus que eran devotos de Kṛṣṇa aparentemente murieron en esa guerra fratricida, en realidad el Señor Kṛṣṇa los devolvió a sus posiciones originales como directores universales o semidioses. En el Bhagavad-gītā, el Señor promete que siempre protegerá a quienes sean favorables a Su servicio.

Śrīla Viśvanātha Cakravartī Ṭhākura, en su comentario sobre este verso, ha dado un resumen de todo el Undécimo Canto de la siguiente manera. El capítulo uno describe el comienzo del mauṣala-līlā, o el preludio de la destrucción de la dinastía Yadu. Los capítulos dos al cinco describen las conversaciones entre los nueve Yogendras y el rey Nimi. El capítulo seis describe las oraciones de Brahmā, Śiva y otros residentes del cielo. Los capítulos siete al veintinueve presentan la conversación entre Kṛṣṇa y Uddhava que se conoce como el Uddhava-gītā. El capítulo treinta describe la retirada de la dinastía Yadu de la Tierra. El capítulo final describe la desaparición del Señor Kṛṣṇa.

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