 | Śrīla Viśvanātha Cakravartī relata la siguiente conversación entre las reinas y el cisne: «Las reinas preguntan: ‘¿Está bien el invencible Señor?’
El cisne responde: ‘¿Cómo puede estar bien el Señor Kṛṣṇa sin ustedes, Sus amadas consortes?’
‘Pero, ¿acaso Él recuerda lo que una vez le dijo a una de nosotras, a Śrīmatī Rukmiṇī? ¿Recuerdo que dijo: ‘En todos Mis palacios no veo otra esposa tan querida como tú’?’
‘En verdad Él recuerda esto, es justamente por eso que me envió aquí. Todas ustedes deben ir con Él y ocuparse en Su servicio devocional’.
‘¿Por qué debemos ir a adorarlo si Él se niega a venir aquí para estar con nosotras?’
‘Pero mis queridos océanos de compasión, ¡Él está sufriendo tanto por su ausencia! ¿Cómo puede salvarse de esta aflicción?’
‘Solo escucha, ¡oh, sirviente de un amo mezquino! Dile que venga aquí, como debe. Si Él sufre de deseos lujuriosos, sólo Él tiene la culpa, ya que Él mismo es el creador del poder de Cupido. Nosotras, mujeres que nos respetamos, no vamos a ceder a Su exigencia de que vayamos a buscarlo’.
‘Así sea; entonces me despediré’.
‘No, un minuto, querido cisne. Pídele que venga a vernos aquí, pero sin la diosa de la fortuna, que siempre nos engaña quedándose con Él para ella sola’.
‘¿No sabes que la diosa Lakṣmī está dedicada exclusivamente al Señor? ¿Cómo pudo Él abandonarla de esa manera?’
‘¿Es ella la única mujer en el mundo que está completamente entregada a Él? ¿Qué pasa con nosotras?’»
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