 | Ahora los Vedas personificados dejaron de lado las filosofías erróneas de varias escuelas contendientes: el asad-utpatti-vāda de los vaiśeṣikas, que presumen una fuente material de la creación; el sad-vināśa-vada de los naiyāyikas, que privarían de conciencia al alma liberada; el saguṇatva-bheda-vāda de los sāṅkhyas, que aíslan al alma de todas sus cualidades aparentes; el vipaṇa-vāda de los mīmāṁsakas, que condenan al alma a involucrarse eternamente en el comercio mundano del karma; y el vivarta-vāda de los māyāvādīs, que denigran la vida real del alma en este mundo como una alucinación. Habiendo rechazado todas estas ideas, los Vedas personificados ahora presentan la filosofía del servicio devocional, paricaryā-vāda.
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 | Los vaiṣṇavas que aceptan esta filosofía enseñan que el alma jīva es una partícula atómica de personalidad espiritual que posee un conocimiento minucioso, no es independiente y no tiene cualidades materiales. Al ser minúscula, es propensa a caer bajo el control de la energía material, donde sufre los dolores de la vida material. Ella puede poner fin a su sufrimiento y recuperar el refugio de la energía divina interna del Señor Supremo únicamente si le ofrece servicio devocional al Señor, no si se dedica al trabajo fruitivo, la especulación mental o cualquier otro proceso.
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 | Tal como lo dice el Señor Kṛṣṇa en Sus propias palabras:
bhaktyāham ekayā grāhyaḥ
śraddhayātmā priyaḥ satām
bhaktiḥ punāti man-niṣṭhā
śva-pākān api sambhavāt
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 | «Sólo mediante la práctica del servicio devocional puro con plena fe en Mí, se puede llegar a Mí, la Suprema Personalidad de Dios. Yo soy naturalmente querido por Mis devotos, quienes Me toman como el único objetivo de su servicio amoroso. Mediante la práctica de ese servicio devocional puro, hasta los comedores de perros pueden purificarse de la contaminación de su bajo nacimiento». (Śrīmad-Bhāgavatam 11.14.21)
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 | Los devotos de la Personalidad de Dios lo adoran como el refugio (niketa) de todo lo que existe (akhila-sattva). Además, a esos devotos vaiṣṇavas se les puede llamar akhila-sattva-niketa en el sentido de que su morada y refugio es la verdad filosófica de la realidad (sattvam) de los mundos material y espiritual. Así, Śrīpāda Madhvācārya, en su Vedānta-sūtra-bhāṣya, cita el śruti-mantra: satyaṁ hy evedaṁ viśvam asṛjata. «Él creó este mundo como algo real». El Séptimo Canto del Śrīmad-Bhāgavatam (7.1.11) se refiere al Señor Supremo como pradhāna-pumbhyāṁ naradeva satya-kṛt, «el creador de un universo real de materia y entidades vivientes».
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 | Śrīla Viśvanātha Cakravartī Ṭhākura señala otro significado más confidencial de akhila-sattva-niketa: que las moradas personales del Señor Supremo no son en modo alguno khila, o imperfectas, por eso se les llama Vaikuṇṭha, los reinos libres de ansiedad y restricción. Los vaiṣṇavas cuyo servicio devocional el Señor bondadosamente aceptó están tan seguros de Su protección que ya no temen a la muerte, que se convierte para ellos en otro paso fácil en el camino de regreso a su hogar eterno.
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 | Pero, ¿acaso sólo los devotos del Señor Supremo son merecedores de la liberación del temor a la muerte? ¿Por qué están descalificados todos los demás místicos y eruditos? Aquí los śrutis responden: «Todo aquel que sea vimukha, que no haya vuelto su rostro hacia el Señor con la esperanzada expectativa de Su misericordia, está atado a la ilusión por las mismas palabras de los Vedas que iluminan a los devotos rendidos». Los propios Vedas advierten: tasya vāk-tantir nāmāni dāmāni; tasyedaṁ vācā tantyā nāmabhir dāmabhiḥ sarvaṁ sitam: «Los hilos de este sonido trascendental forman una cadena de nombres sagrados, pero también un conjunto de cuerdas que atan. Con la cuerda de sus mandatos, los Vedas atan a este mundo entero, dejando a todos los seres encadenados por falsas designaciones».
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 | La realidad del alma y la Superalma es aparokṣa, perceptible, pero solo para aquel que posee una visión trascendental. Los filósofos cuyos corazones son impuros suponen equivocadamente que esa verdad es, en cambio, parokṣa, que solo se puede especular acerca de ella y nunca experimentarla directamente. El conocimiento de esos pensadores puede ayudarlos a disipar ciertas dudas y conceptos erróneos acerca de los aspectos menores de la realidad, pero es inútil para trascender la ilusión material y acercarse a la Verdad Absoluta. Como regla general, solo los devotos que le prestan fielmente servicio amoroso al Señor Supremo hasta el punto de la purificación completa reciben Su gracia en la forma de aparokṣa-jñāna, la comprensión directa de Su grandeza y Su maravillosa compasión. Por supuesto la Personalidad de Dios es libre de otorgar Su misericordia incluso a los inmerecedores, como lo hace cuando mata personalmente a los demonios ofensivos, pero está mucho menos inclinado a bendecir a los māyāvādīs y a otros filósofos ateos.
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 | Sin embargo, no se debe pensar que los devotos de Viṣṇu son ignorantes porque no sean expertos en análisis y argumentaciones filosóficas. La iluminación perfecta del alma no se logra mediante sus propios esfuerzos de especulación mental, sino recibiendo el favor del Señor. Esto lo escuchamos de la autoridad védica (Kaṭha Upaniṣad 2.2.23 y Muṇḍaka Upaniṣad 3.2.3):
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 | nāyam ātmā pravacanena labhyo
na medhayā na bahunā śrutena
yam evaiṣa vṛṇute tena labhyas
tasyaiṣa ātmā vivṛṇute tanūṁ svām
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 | «No se puede llegar a este Ser Supremo mediante la argumentación, ni aplicando el poder del cerebro independiente, ni estudiando muchas escrituras. Más bien, sólo aquel que elija favorecer puede alcanzar al Ser. El Ser le revela Su propia forma verdadera y personal a esa persona».
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 | En otra parte, el śruti describe el éxito del devoto: dehānte devaḥ paraṁ brahma tārakaṁ vyacaṣṭe. «Al final de la vida de este cuerpo, el alma santificada percibe al Señor Supremo con la misma claridad con la que ve las estrellas en el cielo». En su última declaración, el Śvetāśvatara Upaniṣad (6.23) ofrece este estímulo a los aspirantes a vaiṣṇavas:
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 | yasya deve parā bhaktir
yathā deve tathā gurau
tasyaite kathitā hy arthāḥ
prakāśante mahātmanaḥ
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 | «A aquellas grandes almas que tienen fe implícita tanto en el Señor como en el maestro espiritual, todos los significados del conocimiento védico se les revelan automáticamente».
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 | A este respecto, Śrīla Jīva Gosvāmī cita otros versos del Śrī Śvetāśvatara Upaniṣad (4.7-8 y 4.13):
juṣṭaṁ yadā paśyaty anyam īśam
asya mahimānam iti vīta-śokaḥ
ṛco ’kṣare pare vyoman
yasmin devā adhi viśve niṣeduḥ
yas taṁ veda kim ṛcā kariṣyati
ya it tad vidus ta ime samāsate
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 | «El Señor Supremo es Aquel a quien se refieren los mantras del Ṛg Veda, que reside en el cielo eterno más elevado y que eleva a Sus devotos santos para que compartan esa misma posición. Aquel que ha desarrollado amor puro por Él y comprende Su singularidad, entonces aprecia Sus glorias y se libera del dolor. ¿Qué otro bien pueden otorgar los mantras del Ṛg a aquel que conoce a ese Señor Supremo? Todos los que llegan a conocerlo alcanzan el destino supremo».
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 | yo vedānām adhipo
yasmiḻ lokā adhiśrītāḥ
ya īśo ’sya dvipadaś catuṣpadas
tasmai devāya haviṣā vidhema
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 | «A Él, quien es el maestro de todos los Vedas, en quien descansan todos los planetas, quien es el Señor de todas las criaturas conocidas, tanto las de dos patas como las de cuatro patas, a Él, la Personalidad de Dios, ofrecemos nuestra adoración con ofrendas de ghī».
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 | Refiriéndose a aquellos que desean la liberación, Śrīla Śrīdhara Svāmī ora:
tapantu tāpaiḥ prapatantu parvatād
aṭantu tīrthāni paṭhantu cāgamān
yajantu yāgair vivadantu vādair
hariṁ vina naiva mṛtiṁ taranti
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 | «Que sufran austeridades, se arrojen desde las cimas de las montañas, viajen a lugares sagrados, estudien las escrituras, adoren con sacrificios de fuego y diserten diversas filosofías, pero sin el Señor Hari nunca llegarán más allá de la muerte».
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