Śrīmad-Bhāgavatam
<< Canto 10, La Verdad Suprema >>
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tvad-anupathaṁ kulāyam idam ātma-suhṛt-priya-vac
carati tathonmukhe tvayi hite priya ātmani ca
na bata ramanty aho asad-upāsanayātma-hano
yad-anuśayā bhramanty uru-bhaye ku-śarīra-bhṛtaḥ

PALABRA POR PALABRA



TRADUCCION

Cuando este cuerpo humano se utiliza para Tu servicio devocional, actúa como nuestro yo, nuestro amigo y nuestro amado. Pero, por desgracia, aunque siempre muestras misericordia a las almas condicionadas y las ayudas afectuosamente en todo sentido, y aunque Tú eres su verdadero Ser, la gente en general no se deleita en Ti. En lugar de ello, cometen suicidio espiritual adorando la ilusión. Por desgracia, debido a que persistentemente esperan tener éxito en su devoción a lo irreal, continúan vagando por este mundo tan temible, asumiendo diversos cuerpos degradados.

SIGNIFICADO

Los Vedas contienen palabras duras para aquellos que eligen permanecer en la ilusión en lugar de servir a la misericordiosa Personalidad de Dios. El Bṛhad-āraṇyaka Upaniṣad (4.3.15) afirma: ārāmam asya paśyanti na taṁ paśyati kaścana; na tam vidātha ya imā jajānānyad yuṣmākam antaram babhūva; nīhāreṇa prāvṛtā jalpyā cāsu-tṛpa uktha-śāsaś caranti: «Todos pueden ver el lugar donde el Señor Se manifestó en este mundo para Su propio placer, pero aun así nadie Lo ve. Ninguno de ustedes conoce a Aquel que generó a todos estos seres vivos, por lo tanto, hay una gran diferencia entre su visión y la de Él. Cubiertos por la niebla de la ilusión, ustedes, los ejecutores de rituales védicos, se entregan a conversaciones inútiles y viven sólo para gratificar sus sentidos».

El Señor Supremo está presente en todo el universo, como dice en el Bhagavad-gītā (9.4): mayā tataṁ idaṁ sarvaṁ jagat. Nada en este mundo, ni siquiera la vasija de barro más insignificante o el trozo de tela más pequeño, está desprovisto de la presencia de la Personalidad de Dios. Pero como Él se mantiene invisible a los ojos envidiosos (avyakta-mūrtinā), los materialistas se dejan engañar por Su energía material y creen que la fuente de la creación material es una combinación de átomos y fuerzas físicas.

En esta oración, los Vedas personificados, mostrando su compasión por esos necios materialistas, les aconsejan que recuerden el verdadero propósito por el cual existen: servir al Señor, su mayor bienqueriente, con amorosa devoción. El cuerpo humano es el medio ideal para revivir la conciencia espiritual; sus órganos —oídos, lengua, ojos, etc.— son muy adecuados para escuchar acerca del Señor, cantar Sus glorias, adorarlo y realizar todos los demás aspectos esenciales del servicio devocional.

El cuerpo material está destinado a permanecer intacto sólo por un corto tiempo, por eso se le llama kulāyam, sujeto a «disolverse en la tierra» (kau līyate). No obstante, si se lo utiliza adecuadamente puede ser nuestro mejor amigo. Sin embargo, cuando estamos inmersos en la conciencia material, el cuerpo se convierte en un falso amigo, que distrae a la confundida entidad viviente de su verdadero interés personal. Las personas demasiado encaprichadas con su propio cuerpo y con el de sus cónyuges, hijos, mascotas, etc., de hecho están desviando su devoción hacia la adoración de la ilusión, asad-upāsanā. De esa manera, como los śrutis afirman aquí, esas personas cometen suicidio espiritual, asegurándose un castigo futuro por no cumplir con las responsabilidades superiores de la existencia humana. Como declara el Īśopaniṣad (3):

asuryā nāma te lokā
andhena tamasāvṛtāḥ
tāṁs te pretyābhigacchanti
ye ke cātma-hano janāḥ


Śrīla Śrīdhara Svāmī ora:

tvayy ātmani jagan-nāthe
man-mano ramatām iha
kadā mamedṛśaṁ janma
mānuṣaṁ sambhaviṣyati


«¿Cuándo recibiré un nacimiento humano en el que mi mente pueda complacerse en Ti, que eres el Alma Suprema y Señor del universo?»



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