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Śrīmad-Bhāgavatam << Canto 10, La Verdad Suprema >> << 87 - Oraciones de los Vedas personificados >> <<VERSO 17 >>
dṛtaya iva śvasanty asu-bhṛto yadi te ’nuvidhā mahad-aham-ādayo ’ṇḍam asṛjan yad-anugrahataḥ puruṣa-vidho ’nvayo ’tra caramo ’nna-mayādiṣu yaḥ sad-asataḥ paraṁ tvam atha yad eṣv avaśeṣam ṛtam
PALABRA POR PALABRA
TRADUCCION
 | Aquellos que respiran están realmente vivos sólo si se convierten en Tus fieles seguidores, de lo contrario, su respiración es como la de un fuelle. Es sólo por Tu misericordia que los elementos, comenzando con el mahat-tattva y el ego falso, crearon el huevo de este universo. Entre las manifestaciones conocidas como anna-maya y demás, Tú eres el máximo, entrando dentro de las envolturas materiales junto con la entidad viviente y asumiendo las mismas formas que ella adopta. A diferencia de las manifestaciones materiales burdas y sutiles, Tú eres la realidad subyacente a todas ellas.
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SIGNIFICADO
 | La vida no tiene sentido para quien ignora a su benefactor más bienintencionado y por lo tanto no lo adora. La respiración de esa persona no es mejor que la respiración del fuelle de un herrero. El don de la vida humana es una oportunidad afortunada para el alma condicionada, pero al alejarse de su Señor, el ser viviente comete suicidio espiritual.
|  | En palabras del Śrī Īśopaniṣad (3):
asuryā nāma te lokā
andhena tamasāvṛtāḥ
tāṁs te pretyābhigacchanti
ye ke cātma-hano janāḥ
|  | «El asesino del alma, sea quien sea, debe entrar en los planetas conocidos como los mundos de los infieles, llenos de obscuridad e ignorancia». Asuryāḥ significa «obtenido por los demonios», los demonios son personas que no tienen devoción por el Señor Supremo, Viṣṇu. Esta definición se encuentra en el Agni Purāṇa:
|  | dvau bhūta-sargau loke ’smin
daiva āsura eva ca
viṣṇu-bhakti-paro daiva
āsuras tad-viparyayaḥ
|  | «En este mundo hay dos clases de seres creados: los divinos y los demoníacos. Los que se dedican al servicio devocional del Señor Viṣṇu son divinos y los que se oponen a ese servicio son demoníacos».
|  | De manera similar, el Bṛhad-āraṇyaka Upaniṣad (4.4.15) afirma: na ced avedīn mahatī vinaṣṭiḥ ... ye tad vidur amṛtās te bhavanty athetare duḥkham evopayanti: «Si uno no llega a conocer al Supremo, debe sufrir la destrucción total... Quienes comprenden al Supremo se vuelven inmortales, pero los demás inevitablemente sufren». Una persona debe revivir su Conciencia de Kṛṣṇa para liberarse del sufrimiento causado por la ignorancia, pero el proceso mediante el cual se hace esto no tiene por qué ser difícil, así como el Señor Kṛṣṇa nos lo asegura en el Bhagavad-gītā (9.34):
|  | man-manā bhava mad-bhakto
mad-yājī māṁ namaskuru
mām evaiṣyasi yuktvaivam
ātmānaṁ mat-parāyaṇaḥ
|  | «Ocupa tu mente en pensar siempre en Mí, vuélvete Mi devoto, ofréceme reverencias y adórame. Si estás completamente absorto en Mí, con seguridad llegarás a Mí». A pesar de las descalificaciones y debilidades, uno sólo necesita convertirse voluntariamente en anuvidha, el sirviente confidencial y digno de confianza del Señor Supremo. El Kaṭha Upaniṣad (2.2.13) proclama:
|  | nityo nityānāṁ cetanaś cetanānām
eko bahūnāṁ yo vidadhāti kāmān
taṁ pīṭha-gaṁ ye ’nupaśyanti dhīrās
teṣāṁ śāntiḥ śāśvatī netareṣām
|  | «Entre todos los seres eternos y conscientes, hay uno que suple las necesidades de todos los demás. Las almas sabias que lo adoran en Su morada alcanzan la paz eterna. Los otros no pueden».
|  | ¿Qué está vivo y qué está muerto? Los cuerpos y las mentes de los no devotos materialistas parecen exhibir los síntomas de la vida, pero esa apariencia es engañosa. En realidad, el alma condicionada tiene poco control sobre su propia existencia corporal. En contra de su voluntad, tiene que excretar desechos, enfermarse de vez en cuando y finalmente, envejecer y morir. De mala gana en su mente, sufre ira, anhelo y lamentación. El Señor Kṛṣṇa describe esa situación como yantrārūḍhāni māyayā (Bhagavad-gītā 18.61), viajando indefenso como pasajero en un vehículo mecánico. Sin duda, el alma está viva y de manera irrevocable, pero en su ignorancia esa vida interior queda oculta y olvidada. En su lugar, la automatización de la mente y el cuerpo externos ejecuta los dictados de las modalidades de la naturaleza, que lo obligan a uno a actuar de una manera completamente irrelevante para las necesidades latentes del alma. Llamando a los olvidadizos prisioneros de la ilusión, el Śvetāśvatara Upaniṣad (2.5) insta:
|  | śṛṇvantu viśve amṛtasya putrā
ā ye dhāmāni divyāni tasthuḥ
|  | «¡Todos ustedes, hijos de la inmortalidad, escuchen, ustedes quienes una vez residieron en el reino divino!»
|  | Así pues, por una parte, lo que normalmente se considera vivo —el cuerpo material— es en realidad una máquina muerta manipulada por las modalidades de la naturaleza. Por otra parte, lo que el materialista considera condescendientemente como materia inerte destinada a ser explotada, en su esencia desconocida está conectado con una inteligencia viviente mucho más potente que la suya. La civilización védica reconoce que la inteligencia que se encuentra detrás de la naturaleza pertenece a los semidioses que presiden los diversos elementos y en última instancia, al propio Señor Supremo. Después de todo, la materia no puede actuar coherentemente sin el impulso y la guía de una fuerza viviente. Así como lo afirma Kṛṣṇa en el Bhagavad-gītā (9.10):
|  | mayādhyakṣeṇa prakṛtiḥ
sūyate sa-carācaram
hetunānena kaunteya
jagad viparivartate
|  | «¡Oh, hijo de Kuntī! esta naturaleza material, que es una de Mis energías, actúa bajo Mi dirección, produciendo todos los seres móviles e inmóviles. Bajo su gobierno, esta manifestación se crea y se aniquila una y otra vez».
|  | Al principio de la creación, el Señor Mahā-Viṣṇu lanzó una mirada a la naturaleza material latente, prakṛti. Una vez despertada, la prakṛti sutil empezó a evolucionar hacia formas más concretas: primero el mahat; luego el ego falso en conjunción con cada una de las tres modalidades de prakṛti; gradualmente los diversos elementos materiales, entre ellos la inteligencia, la mente, los sentidos y los cinco elementos físicos con sus semidioses regentes. Sin embargo, incluso después de manifestarse por separado, las deidades responsables de los diversos elementos no pudieron trabajar juntas para producir el mundo perceptible hasta que el Señor Viṣṇu, por Su misericordia especial, intervino una vez más. Esto se describe en el Tercer Canto del Śrīmad-Bhāgavatam (3.5.38-39):
|  | ete devāḥ kalā viṣṇoḥ
kāla-māyāṁśa-liṅginaḥ
nānātvāt sva-kriyānīśāḥ
procuḥ prāñjalayo vibhum
devā ūcuḥ
nanāma te deva padāravindaṁ
prapanna-tāpopaśamātapatram
yan-mūla-ketā yatayo ’ñjasoru-
saṁsāra-duḥkhaṁ bahir utkṣipanti
|  | «Las deidades controladoras de estos elementos físicos son expansiones empoderadas del Señor Viṣṇu. Están corporizadas por el tiempo eterno bajo la energía externa y son Sus partes integrales. Debido a que se les confiaron diferentes funciones de deberes universales y eran incapaces de realizarlas, ofrecieron fascinantes oraciones al Señor. Los semidioses dijeron: ‘¡Oh, Señor! Tus pies de loto son como un paraguas para las almas entregadas, que las protege de todas las miserias de la existencia material. Todos los sabios bajo ese refugio se deshacen de todas las miserias materiales. Por lo tanto, ofrecemos nuestras respetuosas reverencias a Tus pies de loto’».
|  | Al escuchar las oraciones de los semidioses de los elementos reunidos, entonces el Señor Supremo mostró Su favor (Śrīmad-Bhāgavatam 3.6.1-3):
|  | iti tāsāṁ sva-śaktīnāṁ
satīnām asametya saḥ
prasupta-loka-tantrāṇāṁ
niśāmya gatim īśvaraḥ
kāla-saṁjñāṁ tadā devīṁ
bibhrac chaktim urukramaḥ
trayoviṁśati tattvānāṁ
gaṇaṁ yugapad āviśat
so ’nupraviṣṭo bhagavāṁś
ceṣṭā-rūpeṇa taṁ gaṇam
bhinnaṁ saṁyojayām āsa
suptaṁ karma prabodhayan
|  | «Entonces el Señor escuchó acerca de la suspensión de las funciones creativas progresivas del universo debido a la falta de combinación de Sus potencias, tales como el mahat-tattva. Entonces el Señor Supremo y Poderoso entró simultáneamente en los veintitrés elementos con la diosa Kālī, Su energía externa, quien es la única que amalgama todos los diferentes elementos. De modo que, cuando la Personalidad de Dios entró en los elementos mediante Su energía, todas las entidades vivientes fueron animadas y emprendieron diferentes actividades, tal como uno se dedica a su trabajo después de despertar del sueño».
|  | En Kṛṣṇa, Śrīla Prabhupāda explica los cinco niveles de ego que cubren al ser: «Dentro del cuerpo hay cinco departamentos diferentes de existencia, conocidos como anna-maya, prāṇa-maya, mano-maya, vijñāna-maya y por último, ānanda-maya. [Estos se enumeran en el Brahmānanda-vallī del Taittirīya Upaniṣad.] Al principio de la vida, toda entidad viviente es consciente de la comida. Un niño o un animal se satisfacen sólo con obtener buena comida. Esta etapa de conciencia, en la que el objetivo es comer suntuosamente, es llamada anna-maya. Anna significa ‘comida’. Después de esto, uno vive en la conciencia de estar vivo. Si uno puede continuar su vida sin ser atacado o destruido, uno se considera feliz. A esta etapa se le llama prāṇa-maya o conciencia de la propia existencia. Después de esta etapa, cuando uno se sitúa en el plano mental, esa conciencia se llama mano-maya. La civilización material se sitúa principalmente en estas tres etapas: annamaya, prāṇa-maya y mano-maya. La primera preocupación de las personas civilizadas es el desarrollo económico, la siguiente preocupación es la defensa contra la aniquilación y la siguiente conciencia es la especulación mental, el enfoque filosófico de los valores de la vida.
|  | Si mediante el proceso evolutivo de la vida filosófica uno llega al plano de la vida intelectual y comprende que no es este cuerpo material, sino un alma espiritual, se sitúa en la etapa vijñāna-maya. Después, mediante la evolución de la vida espiritual, llega a comprender al Señor Supremo, o el Alma Suprema. Cuando uno desarrolla su relación con Él y ejecuta servicio devocional, esa etapa de la vida se denomina Conciencia de Kṛṣṇa, la etapa ānanda-maya. Ānanda-maya es la vida bienaventurada de conocimiento y eternidad. Como se dice en el Vedānta-sūtra, ānanda-mayo ’bhyāsāt. El Brahman Supremo y el Brahman subordinado o la Suprema Personalidad de Dios y las entidades vivientes, ambos son dichosos por naturaleza. Mientras las entidades vivientes se encuentren en las cuatro etapas inferiores de la vida —anna-maya, prāṇa-maya, mano-maya y vijñāna-maya— se considera que se encuentran en la condición material de la vida, pero tan pronto como uno alcanza la etapa de ānanda-maya, se vuelve un alma liberada. Esta etapa de ānanda-maya se explica en el Bhagavad-gītā como la etapa brahma-bhūta. Allí se dice que en la etapa brahma-bhūta de la vida no hay ansiedad ni anhelo. Esta etapa comienza cuando uno se vuelve igualmente dispuesto hacia todas las entidades vivientes, después se expande hasta la etapa de la Conciencia de Kṛṣṇa, en la que uno anhela ofrecer servicio a la Suprema Personalidad de Dios. Este anhelo de avanzar en el servicio devocional no es lo mismo que anhelar la complacencia de los sentidos en la existencia material. En otras palabras, el anhelo permanece en la vida espiritual, pero se purifica. Cuando nuestros sentidos se purifican, se liberan de todas las etapas materiales, es decir, anna-maya, prāṇa-maya, mano-maya, vijñāna-maya y se sitúan en la etapa más elevada, ānanda-maya o la vida bienaventurada en Conciencia de Kṛṣṇa.
|  | Los filósofos māyāvādīs consideran que ānanda-maya es el estado de estar fundido en el Supremo. Para ellos, ānanda-maya significa que la Superalma y el alma individual se vuelven uno. Pero el hecho real es que la unidad no significa fundirse en el Supremo y perder la propia existencia individual. Fundirse en la existencia espiritual es la realización de la entidad viviente de la unidad cualitativa con el Señor Supremo en Sus aspectos de eternidad y conocimiento. La verdadera etapa ānanda-maya (bienaventuranza) se alcanza cuando uno se dedica al servicio devocional. Eso se confirma en el Bhagavad-gītā: mad-bhaktiṁ labhate parām. La etapa brahma-bhūta ānanda-maya se completa solo cuando hay un intercambio de amor entre el Supremo y las entidades vivientes subordinadas. A menos que uno llegue a esta etapa de vida ānanda-maya, su respiración es como la respiración de un fuelle en la herrería, su duración de vida es como la de un árbol y no es mejor que los animales inferiores como los camellos, los cerdos y los perros».
|  | Al acompañar a la jīva dentro de las envolturas de Māyā, el Paramātmā no está atado por el enredo kármico como lo está la jīva. Más bien, la conexión del Alma Suprema con estas envolturas es como la conexión aparente entre la Luna y algunas ramas de árboles a través de las cuales se la ve. La Superalma es sad-asataḥ param, siempre trascendental a las manifestaciones sutiles y densas de anna-maya y demás, aunque Él entra entre ellas como el testigo sancionador de todas las actividades. Como su causa final, la Superalma es en un sentido idéntica a los productos manifiestos de la creación, pero en Su identidad original (svarūpa) Él permanece distinto. En este segundo sentido Él es solo ānanda-maya, el último de los cinco kośas. Por lo tanto, los śrutis se dirigen a Él aquí como avaśeṣam, la esencia residual. Esto también se expresa en el texto del Taittirīya Upaniṣad (2.7): raso vai saḥ. Dentro de Su esencia personal, el Señor Supremo disfruta del rasa, la reciprocidad de las melosidades del servicio devocional y la participación de las jīvas realizadas es parte integral del juego de rasas. Raso vai saḥ rasam hy evāyaṁ labdhvānandī bhavati: «Él es la encarnación del rasa, la jīva que realiza este rasa se vuelve completamente extática». En las palabras de los Vedas personificados que oran en este verso, la Superalma es ṛtam, que Śrīla Viśvanātha Cakravartī interpreta aquí como que significa «comprendida por grandes sabios».
|  | En opinión de Śrīla Viśvanātha Cakravartī, la última palabra de todas las escrituras autorizadas (sarvāntima-śruti) está contenida en el aforismo raso vai saḥ, que es demostrablemente una referencia al Señor Śrī Kṛṣṇa como la encarnación infinitamente expansiva del placer divino (sarva-bṛhattamānanda). El Gopāla-tāpanī śruti (Uttara 96) afirma: yo ’sau jāgrat-svapna-suṣuptim atītya turyātīto gopālaḥ: «El Señor Kṛṣṇa, el vaquero, trasciende no sólo la conciencia material de la vigilia, el sueño y el sueño profundo, sino también el cuarto reino de la conciencia pura y espiritual». La Superalma ānanda-maya es simplemente un aspecto del Señor Govinda primordial, como Él Mismo lo declaró: viṣṭabhyāham idaṁ kṛtsnam ekāṁśena sthito jagat: «Con un solo fragmento de Mí, impregno y sostengo todo este universo» (Bhagavad-gītā 10.42).
|  | De este modo, los śrutis afirman con mucho tacto que, incluso entre las diversas formas personales de Dios, Kṛṣṇa es supremo. Al comprender esto, más tarde Nārada Muni ofrecerá reverencias al Señor Kṛṣṇa con las palabras namas tasmai bhagavate kṛṣṇāyāmala-kīrtaye (texto 46), aunque se encuentre de pie frente al Señor Nārāyaṇa Ṛṣi.
|  | Śrīla Śrīdhara Svāmī concluye sus comentarios sobre este verso orando: nara-vapuḥ pratipādya yadi tvayi
śravaṇa-varṇana-saṁsmaraṇādibhiḥ
nara-hare na bhajanti nṛṇām idaṁ
dṛti-vad ucchvasitaṁ viphalaṁ tataḥ
|  | «¡Oh, Señor Narahari! Si no te adoran escuchando acerca de Ti, cantando Tus glorias, recordándote a Tí y realizando las otras prácticas devocionales, las personas que alcanzan esta forma humana viven inútilmente, tan solo respirando como fuelles».
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