 | En efecto, estando todavía en la sala de maternidad Tú nos dijiste que Tú, el Señor no nacido, ya habías nacido varias veces como nuestro hijo en épocas anteriores. Después de manifestar cada uno de estos cuerpos trascendentales para proteger Tus propios principios de religión, los hiciste no manifiestos, apareciendo y desapareciendo así como una nube. ¡Oh Señor supremamente glorificado y omnipresente! ¿quién puede comprender la potencia mística e ilusoria de Tus opulentas expansiones?
|