Śrīmad-Bhāgavatam
Canto 10 - La Verdad Suprema

<< 71 - El Señor viaja a Indraprastha >>
    Indice        Transliteración        Devanagari        Descripción    
10.71.1Śukadeva Gosvāmī dijo: Después de escuchar las declaraciones de Devarṣi Nārada y comprender las opiniones tanto de la asamblea como del Señor Kṛṣṇa, el magnánimo Uddhava comenzó a hablar.
10.71.2Śrī Uddhava dijo: ¡Oh Señor! como aconsejó el sabio, debes ayudar a Tu primo a cumplir su plan de realizar el sacrificio Rājasūya, también debes proteger a los reyes que te suplican protección.
10.71.3Sólo quien ha conquistado a todos los oponentes en todas las direcciones puede realizar el sacrificio Rājasūya, ¡oh, todopoderoso! Así pues, en mi opinión, vencer a Jarāsandha servirá para ambos propósitos.
10.71.4Con esta decisión tendremos una gran ganancia y tú salvarás a los reyes. Así, Govinda, serás glorificado.
10.71.5El invencible rey Jarāsandha es tan fuerte como diez mil elefantes. De hecho, otros guerreros poderosos no podrían derrotarlo. Sólo Bhīma es igual a él en fuerza.
10.71.6El será derrotado en una lucha de carros individuales, no cuando esté con sus cien divisiones militares. Ahora bien, Jarāsandha es tan devoto de la cultura brahmínica que nunca rechaza las peticiones de los brāhmaṇas.
10.71.7Bhīma debe acudir a él disfrazado de brāhmaṇa y pedirle caridad. De esta manera obtendrá un combate individual con Jarāsandha y en Tu presencia sin duda Bhīma lo matará.
10.71.8Incluso el Señor Brahmā y el Señor Śiva actúan sólo como Tus instrumentos en la creación y aniquilación cósmicas, que en última instancia Tú las realizas, el Señor Supremo, en Tu aspecto del tiempo invisible.
10.71.9En sus hogares, las piadosas esposas de los reyes encarcelados cantan tus nobles obras, acerca de cómo matarás al enemigo de sus maridos y los librarás. Las gopīs también cantan Tus glorias de cómo mataste al enemigo del rey elefante, Gajendra; el enemigo de Sīta, hija de Janaka; también a los enemigos de tus propios padres. Así también te glorifican los sabios que han obtenido Tu refugio, al igual que nosotros mismos.
10.71.10¡Oh, Kṛṣṇa!, matar a Jarāsandha, que sin duda es una reacción a sus pecados pasados, traerá un beneficio inmenso. De hecho, hará posible la ceremonia de sacrificio que Tú deseas.
10.71.11Śukadeva Gosvāmī dijo: ¡Oh, rey!, Devarṣi Nārada, los Yadus ancianos y el Señor Kṛṣṇa acogieron con agrado la propuesta de Uddhava, que era enteramente auspiciosa e infalible.
10.71.12La todopoderosa Personalidad de Dios, el hijo de Devakī, pidió permiso a Sus superiores para irse. Enonces ordenó a Sus sirvientes, encabezados por Daruka y Jaitra, que se prepararan para partir.
10.71.13¡Oh, exterminador de enemigos!, después de disponer la partida de Sus esposas, hijos, equipaje y despedirse del Señor Saṅkarṣaṇa y del rey Ugrasena, el Señor Kṛṣṇa montó en Su carro, que fue llevado por Su conductor. Este ondeaba una bandera marcada con el emblema de Garuḍa.
10.71.14Mientras las vibraciones que resonaban de mṛdaṅgas, bherīs, timbales, caracolas y gomukhas llenaban el cielo en todas direcciones, el Señor Kṛṣṇa emprendió Su viaje. Estaba acompañado por los oficiales principales de Su cuerpo de carros, elefantes, infantería y caballería, rodeado por todos lados por Su feroz guardia personal.
10.71.15Las fieles esposas del Señor Acyuta, junto con sus hijos, siguieron al Señor en palanquines dorados llevados por fuertes hombres. Las reinas estaban adornadas con ropas finas, adornos, aceites aromáticos, guirnaldas de flores y eran rodeadas por todos lados por soldados que portaban espada y escudo en las manos.
10.71.16Por todas partes avanzaban mujeres finamente adornadas, asistentes de la casa real, así como cortesanas. Montaban palanquines y camellos, toros, búfalos, burros, mulas, carros tirados por bueyes y elefantes. Sus vehículos estaban completamente cargados con tiendas de campaña, mantas, ropa y otros artículos para el viaje.
10.71.17El ejército del Señor ostentaba paraguas reales, abanicos cāmara y enormes mástiles con estandartes ondeantes. Durante el día, los rayos del Sol se reflejaban brillantemente en las finas armas, joyas, cascos y armaduras de los soldados. Así, el ejército del Señor Kṛṣṇa, ruidoso con gritos y estrépito, parecía un océano agitado por olas agitadas y peces timiṅgila.
10.71.18Honrado por Śrī Kṛṣṇa, el jefe de los Yadus, Nārada Muni se inclinó ante el Señor. Todos los sentidos de Nārada quedaron satisfechos con su encuentro con el Señor Kṛṣṇa. Así, tras escuchar la decisión del Señor y haber sido adorado por Él, Nārada Lo ubicó firmemente dentro de su corazón y partió atravesando el cielo.
10.71.19Con palabras agradables el Señor se dirigió al mensajero enviado por los reyes: «Mi querido mensajero, te deseo toda la buena fortuna. Me ocuparé del asesinato del rey Magadha. No temas».
10.71.20Así instruido, el mensajero partió y transmitió con precisión el mensaje del Señor a los reyes. Ansiosos por la libertad, ellos esperaron expectantes su encuentro con el Señor Kṛṣṇa.
10.71.21Mientras viajaba por las provincias de Ānarta, Sauvīra, Marudeśa y Vinaśana, el Señor Hari cruzó ríos y pasó por montañas, ciudades, aldeas, pastos para vacas y canteras.
10.71.22Después de cruzar los ríos Dṛṣadvatī y Sarasvatī, pasó por Pañcāla, Matsya y finalmente llegó a Indraprastha.
10.71.23El rey Yudhiṣṭhira se alegró al oír que el Señor, a quien los seres humanos rara vez ven, había llegado. Acompañado por sus sacerdotes y queridos asociados, el rey salió al encuentro del Señor Kṛṣṇa.
10.71.24Mientras las canciones y los instrumentos musicales resonaban junto con la fuerte vibración de los himnos védicos, el Rey salió con gran reverencia al encuentro del Señor Hṛṣīkeśa, tal como los sentidos van al encuentro de la conciencia de la vida.
10.71.25El corazón del rey Yudhiṣṭhira se derritió de afecto cuando vio a su más querido amigo, el Señor Kṛṣṇa, después de una separación tan larga y abrazó al Señor una y otra vez.
10.71.26La forma eterna del Señor Kṛṣṇa es la residencia eterna de la diosa de la fortuna. Tan pronto como el rey Yudhiṣṭhira Lo abrazó, quedó libre de toda la contaminación de la existencia material. Inmediatamente sintió una dicha trascendental y se sumergió en un océano de felicidad. Había lágrimas en sus ojos y su cuerpo temblaba debido al éxtasis. Olvidó por completo que vivía en este mundo material.
10.71.27Entonces Bhīma, con los ojos llenos de lágrimas, rió de alegría mientras abrazaba a su primo materno, Kṛṣṇa. Arjuna y los gemelos, Nakula y Sahadeva, también abrazaron con alegría a su más querido amigo, el Señor infalible y lloraron profusamente.
10.71.28Después de que Arjuna Lo abrazó una vez más y Nakula y Sahadeva le ofrecieron reverencias, el Señor Kṛṣṇa se inclinó ante los brāhmaṇas y ancianos presentes, honrando así debidamente a los respetables miembros de los clanes Kuru, Sṛñjaya y Kaikaya.
10.71.29Sūtas, Māgadhas, Gandharvas, Vandīs, bufones y brāhmaṇas glorificaron al Señor de ojos de loto (algunos recitando oraciones, otros bailando y cantando) mientras resonaban mṛdaṅgas, caracolas, timbales, vīṇās, panavas y gomukhas.
10.71.30Así, rodeado de Sus bienquerientes parientes y alabado por todos lados, el Señor Kṛṣṇa, la joya cumbre de los justamente renombrados, entró en la decorada ciudad.
10.71.31-32Las calles de Indraprastha estaban salpicadas de agua perfumada por el líquido de las frentes de los elefantes, banderas coloridas, puertas doradas y tinajas de agua llenas realzaban el esplendor de la ciudad. Los hombres y las jóvenes estaban bellamente ataviados con prendas finas y nuevas, decorados con guirnaldas de flores, adornos y ungidos con pasta aromática de sándalo. Cada hogar exhibía lámparas brillantes y ofrendas respetuosas, de los agujeros de las ventanas enrejadas flotaba incienso, embelleciendo aún más la ciudad. Ondeaban estandartes y los techos estaban decorados con cúpulas doradas sobre amplias bases plateadas. Así, el Señor Kṛṣṇa vio la ciudad real del rey de los Kurus.
10.71.33Cuando las jóvenes de la ciudad escucharon que el Señor Kṛṣṇa, la fuente de placer para los ojos humanos, llegó se apresuraron a tomar el camino real para verlo. Abandonaron sus deberes domésticos y hasta dejaron a sus maridos en la cama, ​​en su afán se desataron los nudos de sus cabellos y de sus vestidos.
10.71.34Como el camino real estaba bastante lleno de elefantes, caballos, carros y soldados de infantería, las mujeres subieron a lo alto de sus casas, donde vieron al Señor Kṛṣṇa y a Sus reinas. Las damas de la ciudad esparcieron flores sobre el Señor, lo abrazaron mentalmente y le expresaron su cordial acogida con miradas ampliamente sonrientes.
10.71.35Al observar a las esposas del Señor Mukunda pasar por el camino como estrellas acompañando a la Luna, las mujeres exclamaron: «¿Qué hicieron estas damas para que el mejor de los hombres conceda a sus ojos la alegría de Sus generosas sonrisas y sus juguetonas miradas de reojo?»
10.71.36En varios lugares los ciudadanos de la ciudad se acercaron con ofrendas auspiciosas para el Señor Kṛṣṇa y los impecables líderes de los gremios ocupacionales se acercaron para adorar al Señor.
10.71.37Con los ojos muy abiertos, los miembros de la casa real se acercaron en un frenesí para saludar amorosamente al Señor Mukunda, así el Señor entró al palacio real.
10.71.38Cuando la reina Pṛthā vio a su sobrino Kṛṣṇa, el amo de los tres mundos, su corazón se llenó de amor. Levantándose de su lecho con su nuera, abrazó al Señor.
10.71.39El rey Yudhiṣṭhira respetuosamente llevó al Señor Govinda, el Dios Supremo de los dioses, a sus aposentos personales. El Rey estaba tan abrumado por la alegría que no podía recordar todos los rituales de adoración.
10.71.40El Señor Kṛṣṇa se inclinó ante Su tía y las esposas de Sus mayores, ¡oh rey! después Draupadī y la hermana del Señor le ofrecieron reverencias a Él.
10.71.41-42Alentada por su suegra, Draupadī adoró a todas las esposas del Señor Kṛṣṇa, incluida Rukmiṇī; Satyabhāmā; Bhadra; Jambavati; Kālindī; Mitravindā, el descendiente de Śibi; la casta Nāgnajitī; y las demás reinas del Señor que estaban presentes. Draupadī las honró a todas con obsequios como ropa, guirnaldas de flores y joyas.
10.71.43El rey Yudhiṣṭhira dispuso el descanso de Kṛṣṇa y se aseguró de que todos los que lo acompañaban, es decir, Sus reinas, soldados, ministros y secretarios, estuvieran cómodamente ubicados. Dispuso que experimentarían una nueva característica de recepción cada día mientras permanecieran como invitados de los Pāṇḍavas.
10.71.44-45Deseando complacer al rey Yudhiṣṭhira, el Señor residió en Indraprastha durante varios meses. Durante Su estancia, Él y Arjuna satisficieron al dios del fuego ofreciéndole el bosque Khāṇḍava y salvaron a Maya Dānava, quien luego construyó para el rey Yudhiṣṭhira un salón de actos celestial. El Señor también aprovechó la oportunidad para montar Su carro en compañía de Arjuna, rodeado por un séquito de soldados.
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