 | Tenía las caderas muy bien formadas, y unos senos grandes y firmes, que parecían un peso excesivo para su delgada cintura. Vestía con gran elegancia, y sus cabellos, adornados con una guirnalda de flores mallikā, caían sueltos sobre su hermoso rostro, adornado con brillantes pendientes. Con su atractiva sonrisa y sus continuas miradas, su belleza atrajo la atención de todos los habitantes de Vraja, y, en especial, de los hombres. Las gopīs, al verla, pensaron que la bellísima diosa de la fortuna, con una flor de loto en la mano, había venido a ver a su esposo, Kṛṣṇa.
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